Ricardo de la Vega

[2]​ Sin estudios superiores, compaginó distintos puestos en la administración pública con colaboraciones periodísticas en el Diario del Pueblo o El Liberal, entre otros, y con el oficio de autor teatral, en el que se inició por influjo de su padre, Ventura de la Vega.

A pesar de que el éxito en las tablas le llegó tarde, tiene en su haber una extensa producción dramática; su genio creador brilló especialmente en el género chico, llevándolo a la categoría literaria.

Al sainete que por muchos es llamado el único género del teatro por horas se le sumó música nueva y Ricardo de la Vega se erige como iniciador del nuevo género sainetero musical.

Otros sainetes líricos del libretista son De Getafe al paraíso o La familia del tío Maroma (1883); La abuela (1884), Pepa la frescachona o El colegial desenvuelto (1886); El señor Luis el Tumbón o Despacho de huevos frescos (1891) y la archifamosísima La verbena de la Paloma o El boticario y las chulapas y celos mal reprimidos que es la obra que más fama y dinero le reporta, (de 1894, con música de Tomás Bretón) y dedicada a las fiestas de la Paloma en Madrid.

Aunque es verdad que destacó en el sainete, cultivó también la otros géneros como el Juguete cómico (Los dos primos, 1860; Una noche en el Retiro, 1873) y la revista lírica (Cuatro sacristanes, 1875, bufa; Una jaula de locos, 1876; ¡A los toros!, 1877 y tal vez la más famosa, El año pasado por agua, 1889, con música de Federico Chueca y Joaquín Valverde Durán).

Busto de Ricardo de la Vega en Madrid por L. Coullaut , en 1913.