Cicerón

Sus cartas, la mayoría enviadas a Ático, alcanzaron un enorme reconocimiento en la literatura europea por la introducción de un depurado estilo epistolar.

Cuando era niño lo enviaron a Roma para estudiar Derecho con los más importantes letrados del momento, como Escévola —entre cuyos alumnos se encontraban Cayo Mario, Sulpicio y Ático— o Lucio Licinio Craso.

[19]​ Asimismo, maestros como Filón de Larisa o Diodoto le brindaron una sólida formación filosófica.

[d]​ Con ello se convertía en el primer cónsul homo novus en treinta años, lo que irritó a ciertos aristócratas: Como cónsul se opuso a un proyecto del tribuno radical Rulo, en virtud del cual debía constituirse una comisión de diez miembros con amplios poderes que sería responsable de dividir el ager publicus.

Ese mismo día los senadores aprobaron el senatus consultum de re publica defendenda, decreto adoptado en los tiempos de crisis que autorizaba a los líderes del Estado a reclutar tropas, combatir, contar con los recursos necesarios, y convertirse en la máxima autoridad civil y militar.

[28]​ La crisis se acentuó cuando Sulpicio y Catón acusaron a Licinio Murena —cónsul electo para 62 a. C.— de comprar votos.

Contactaron con los alóbroges con la promesa de concederles beneficios fiscales si iniciaban una revuelta en la Galia Narbonense, pero estos decidieron alertar a los senadores.

[32]​ En 62 a. C., muerto ya Catilina, decidió retirarse momentáneamente de la política, dominada entonces por radicales ambiciosos; este paréntesis concluyó en 60 a. C., cuando declaró su oposición al triunvirato que constituyeron César, Pompeyo y Craso.

Cicerón, que rechazó su procónsulado en Macedonia, marchó a Cilicia —una pequeña provincia romana localizada en Asia Menor— donde se desempeñó sin entusiasmo[39]​ pero con rectitud.

[40]​ En esta época Cilicia ocupaba el territorio correspondiente a Licia, Panfilia, Pisidia, Licaonia y la recién anexionada Chipre.

Terminado el combate, los soldados aclamaron al orador como imperator, por lo que este podía reclamar la celebración de un triunfo.

Cicerón se alineó con el picentino intentando sin éxito no distanciarse en exceso de César.

Cicerón rechazó la propuesta declarándose leal partidario de Pompeyo, con el que acabó reuniéndose en Epiro.

[45]​ Plutarco escribe que Catón le recomendó permanecer en Italia, donde sería más útil para la República; el orador, consciente de que estas palabras evidenciaban su escasa importancia, decidió no intervenir directamente en los combates,[46]​ y, después de Farsalia (48 a. C.), volvió a la capital y se reconcilió con César.

Para consuelo del orador, César quería una reunión distendida con una conversación culta e interesante en la que únicamente se tocaron temas literarios.

En abril, cuando el heredero de César —Octavio— retornó a Italia, Cicerón intentó sin éxito usarlo contra Antonio.

Cinco meses después publicó varios discursos, las catorce Philippicae[f]​ o Filípicas en los que atacaba violentamente al cónsul.

El Senado, diezmado a causa de las luchas civiles y constituido por numerosos antonianos, rechazó declarar enemigo público al cónsul.

Una de las primeras corrientes filosóficas en llegar a Roma fue el epicureísmo, escuela cuyas doctrinas muy pronto chocaron con las viejas costumbres romanas.

Por lo tanto, es el instrumento que subyace a las teorías construidas en los otros dos dominios filosóficos, la física y la moral.

Estas ediciones han llegado a nuestro tiempo solo muy parcialmente, se pierden más de las tres cuartas partes del trabajo.

La cuestión es establecer qué puede comprender el ser humano como verdadero por medio de sus percepciones y su razón.

[74]​ La publicación Tusculanes del año 45 a. C., Cicerón aborda las preguntas existenciales que tradicionalmente tratan las escuelas filosóficas, pero da una forma original y personal a los cinco libros del tratado, presentándolos como conferencias en las que él mismo explica a un joven anónimo el gran temas: muerte, dolor físico, dolor moral, pasiones que afectan el alma, virtud y felicidad.

[76]​ Cicerón reafirma la utilidad que un anciano prudente y experimentado puede tener como asesor en la gestión de los asuntos públicos.

[77]​ Frente a la muerte, inevitable desde la vejez, espera la supervivencia del alma, incluso si fuera una ilusión de la que no querría ser privado mientras viva.

Según Pierre Grimal, Cicerón indudablemente quiere hacer que la propaganda funcione al oponerse a una gloria verdadera y justa, traducida por el afecto de los ciudadanos, a una gloria falsa, aplaudida por partidarios mal intencionados que esperan obtener un beneficio personal de ella.

[84]​ La filosofía natural abarca lo físico, es decir, los principios visibles e invisibles que dan forma, cohesión y vida a la materia.

Sin embargo, Cicerón apenas está interesado en las teorías explicativas del mundo, el atomismo de los epicúreos o la teoría de los cuatro elementos, pero se centra en lo que trasciende la existencia humana, las manifestaciones o las voluntades divinas, y que pueden influir en nuestra libertad individual.

Su prefacio se entera de que habló con el neopitagórico Publio Nigidio Fígulo durante su viaje a Cilicia.

[88]​ Cicerón también escribió acerca de las supersticiones,[89]​ el cual las describe como un miedo excesivo a los dioses.

El joven Cicerón leyendo . Fresco por Vincenzo Foppa . 1464. Brescia .
Ciceron denuncia a Catilina , obra de Cesare Maccari (1840-1919) «ninguno de los senadores quiso tomar asiento con él, sino que se mudaron de aquel escaño» [ 26 ]
Regreso de Cicerón del exilio por Franciabigio (c. 1519-21)
Busto de Pompeyo el Grande en el Museo Arqueológico Nacional de Venecia .
Busto de Cicerón en el Palacio de Vaux-le-Vicomte , Maincy .
La muerte de Cicerón por François Perrier (1635).
Fulvia y Marco Antonio con la cabeza cercenada de Cicerón por Francisco Maura y Montaner (1888).
Estatua de Cicerón en el Palacio de justicia de Roma , Italia .
Retrato de Marco Tulio Cicerón por Pedro Berruguete (c. 1472-1476).
Busto de Cicerón en la Biblioteca Mazarino , París .
Opera omnia , 1566.
Busto de Cicerón en la biblioteca de Trinity College en Dublín , Irlanda .