Cayo Manilio propuso la investidura de Pompeyo debido a sus múltiples éxitos y triunfos en otras campañas bélicas.
Desde el inicio de su carrera política había ido contra la oligarquía representada por Sila y sus leyes.
Necesitaba alguien que encarnara estos ideales para impulsar su carrera política hacia el consulado, el cual consiguió en 63 a. C.[3] Por este motivo, accedió a defender la Lex Manilia.
[3] La defensa que pronunció Cicerón se basaba fundamentalmente en tres argumentos:[8][9] Los argumentos sobre los cuales planteó su propuesta eran sencillos pero conmovedores y tenían como objetivo principal potenciar el entusiasmo por Pompeyo que los oyentes ya tenían.
[13] Como general, la primera medida que tomó Pompeyo fue asegurarse la amistad del rey Fraates III de Partia, quien tenía poder sobre Tigranes.