Palimpsesto

Por ello se borraba el texto raspando la tinta con pumita (piedra pómez) y se volvía a escribir encima, aunque sobre el pergamino o la vitela siempre quedaban restos de escritura poco visibles.

[1]​Uno de los más célebres palimpsestos es el que descubrió Barthold Georg Niebuhr en Verona en 1816.

Contenía las Institutiones del célebre jurisconsulto romano Gayo, imperfectamente raspadas para escribir encima las obras de San Jerónimo.

[2]​ Una actividad similar, conocida como pentimento (arrepentimiento), ha ocurrido en obras pictóricas y en escultura.

[4]​ A través de la historia se necesitó reciclar el suelo y, por lo tanto, también las obras arquitectónicas.

Basílica de San Pedro.