Arcesilao, hijo de Seuto, o Escito, fue a estudiar retórica a Atenas, le gustó la filosofía y se convirtió en el discípulo del gran Teofrasto, y luego de Crantor.
Había aprendido matemáticas con Autólico de Pitane e Hipponico, y estudió a Platón por quien tenía gran admiración.
Apenas hubo eventos históricos o notables en su vida y se mantuvo alejado de los asuntos públicos.
Pero tuvo muchos oponentes que lo pueden haber calumniado, dado que Plutarco y el estoico Cleantes nos ofrecen una imagen muy diferente: "Alguien le dijo [a Cleantes] una vez que Arcesilao descuidó sus deberes: "Calla tu lengua", dijo este, "no lo culpes, porque si él no pronuncia la palabra "deber", él lo recomienda por sus actos".
Otros consideran que nada se puede conocer sobre la base de sus argumentos filosóficos.
[8] Pero una diferencia profunda distingue a los escépticos pirronianos y los académicos: la de su relación con el mundo.
Por ejemplo, Arcesilao confrontó la esterilidad del dogmatismo estoico y el rigorismo simétrico.
Pero Arcesilao niega que uno pueda dar su consentimiento a una representación; según él, solo se le otorga un juicio.
Además, no hay una representación integral, y el sabio será quien se niegue a afirmar nada.
Es posible que Arcesilao haya pensado en sueños, errores de los sentidos, locura, etc.
El problema es saber buscar cómo se puede actuar sin conocimiento o creencia.
Al dudar de o aceptar cualquier representación del mundo, la acción ya no es una opción aceptable: la reacción es actuar frente a los demás, responder a algo que no proviene de nosotros.
En cuanto a reaccionar ante un punto de vista dado propuesto durante un espectáculo, si ni siquiera se tiene en cuenta, o se tiene en cuenta como el nuestro, si no hay alteridad, nos preguntamos cómo actuar?
Por el contrario, propone crear una escala de valor efímero y personal, totalmente contextual.
Las tesis de Arcesilao que conocemos son sutiles: Epicuro le reprochó no decir nada nuevo.
[14] Su habilidad oratoria y el obvio placer que tomó al hablar de todo hace dudar si fue un filósofo o un sofista.
Habría fingido no creer en nada y su duda también era una protección contra los ataques de sus oponentes.