Aulo Licinio Arquias

En 102 a. C., ya se había labrado una reputación, especialmente como improvisador.

Fue a Roma, donde tuvo buena cogida en las familias más influyentes.

Su principal patrón fue Lúculo, cuyo nombre gentil asumió.

En 62 a. C. fue acusado por un tal Gracio de haber asumido la ciudadanía ilegalmente; y Cicerón lo defendió con éxito en su discurso Pro Archia.

Esta defensa, que aporta casi toda la información que se tiene sobre Arquias, afirma que había celebrado las hazañas de Cayo Mario y Lúculo en las guerras cimbrias y mitridáticas, y que estaba implicado en un poema sobre los acontecimientos del consulado del propio Cicerón.