La palabra eclecticismo viene del griego ἐκλέγω eklégō [1] (“recogido, escogido, selecto, excelente, de élite, designado, excelso, puro, santo”)[2] + -ismo (actividad, doctrina, sistema).
[4] En resumen, el eclecticismo filosófico es un enfoque conceptual que consiste en combinar o tratar de armonizar opiniones, teorías, tesis, estilos e ideas derivadas de distintos sistemas filosóficos para obtener información complementaria de un tema o para crear algo nuevo que no se adapta a una realidad única o preexistente.
[5] El eclecticismo es un enfoque conceptual que no se atiene rígidamente a un paradigma o un conjunto de supuestos, sino que se basa en múltiples teorías, estilos, ideas para obtener información complementaria de un tema, o aplica diferentes teorías en casos particulares.
Durante el periodo helénico, las tres grandes escuelas de ese periodo (el estoicismo, epicureísmo y escepticismo), aun en desacuerdo con varios postulados, muestran un acuerdo fundamental en sus conclusiones prácticas: Por ejemplo: el fin del hombre es la felicidad, que consiste en la ausencia de turbación por las pasiones.
Luego se desarrolló dentro del movimiento de la Ilustración, en el siglo XVIII, como alternativa a la tradición escolástica medieval; dentro del movimiento de la Ilustración se encuentra el filósofo y escritor Denis Diderot, que en el artículo "Éclecticisme" de la Enciclopedia describió el espíritu crítico del eclecticismo en estos términos: En España, se desarrolló en el seno de la Ilustración del siglo XVIII como única escuela alternativa a la escolástica dominante para no suscitar los recelos de la Inquisición, oponiéndose a los dogmas religiosos sin renunciar al criticismo ilustrado, y en ese sentido destacan pensadores como Benito Jerónimo Feijoo o el médico Andrés Piquer.