Procedía de una familia distinguida y pertenecía a la orden ecuestre.
Se lo llamó Stilo (en latín, stylus, "pluma"), debido a que él escribió discursos para otros, y Preconino por la profesión de su padre (praeco, "anunciante, pregonero, heraldo").
Sus simpatías aristocráticas eran tan fuertes que voluntariamente acompañó a Cecilio Metelo Numídico al exilio.
En Roma repartía su tiempo entre la enseñanza (aunque no como maestro de escuela profesional) y la obra literaria.
El tratado retórico Ad Herennium le ha sido atribuido por algunos eruditos modernos.