[11] En el cine clásico argentino, los géneros cinematográficos se configuraron casi siempre como híbridos,[9] con el melodrama emergiendo como el modo reinante del período.
[20][21] Su público inicial fueron las clases trabajadoras urbanas, por lo que sus contenidos estuvieron fuertemente enraizados en su cultura,[22][23] destacándose el tango, los radioteatros y los géneros teatrales populares como el sainete[24] o la revista.
[14] Durante la presidencia de Juan Perón (1946-1955), se adoptaron medidas proteccionistas,[19] las cuales lograron revitalizar la producción cinematográfica argentina.
[16][36] Estos estudios no solo introdujeron tecnología avanzada, sino que también sentaron las bases para la organización industrial del cine en el país.
[39] Argentina Sono Film fue fundada por Ángel Mentasti, un empresario visionario que, inspirado por el modelo de Hollywood, implementó la producción serial en la industria local.
Aunque su segunda película, Dancing (1933), no tuvo gran repercusión,[42] el éxito de la tercera, Riachuelo (1934), consolidó económicamente al estudio.
[43] Por otro lado, Lumiton fue creada por un grupo de empresarios adinerados—César José Guerrico, Enrique Telémaco Susini, Miguel Mugica y Luis Romero Carranza—que habían introducido la radio en Argentina en 1920.
suele considerarse el primer gran éxito del cine clásico argentino, investigaciones más recientes indican que Los tres berretines tuvo un impacto aún mayor en la taquilla.
[39] Además, directores como Manuel Romero, Mario Soffici, Luis Saslavsky y Alberto de Zavalía emergieron como figuras clave, abriendo nuevas perspectivas para el cine argentino.
[38] Aunque el cine argentino enfrentaba desafíos financieros y la abrumadora competencia de Hollywood, logró consolidarse gracias a su conexión con el teatro popular, especialmente el género del sainete, y su capacidad para ofrecer entretenimiento accesible en español.
[51][52] El éxito del cine argentino atrajo la atención de distribuidores y exhibidores, quienes comenzaron a involucrarse activamente en la producción.
[55] Ese año se estrenaron 30 películas, con Argentina Sono Film, Lumiton y SIDE como las productoras más importantes.
[55] Además, se construyeron nuevos estudios, como los de Baires Film, aunque esta compañía tuvo dificultades financieras y pronto cesó su producción.
[60] EFA, aunque inicialmente no planeaba producir, lanzó su primera película, La vuelta al nido (1938), dirigida por Leopoldo Torres Ríos, que, aunque fue un fracaso comercial, fue revalorizada años después como precursora del cine moderno por su estilo íntimo y naturalista.
[72] La industria cinematográfica argentina se vio profundamente afectada por la Segunda Guerra Mundial, que estalló en 1939.
[83] A pesar de estas medidas, la industria cinematográfica argentina nunca recuperó su posición dominante en el mercado latinoamericano.
Muchos artistas vinculados al peronismo, como Hugo del Carril, enfrentaron represalias, mientras que otros, como Luis César Amadori y Zully Moreno, se exiliaron.
[33] El nuevo gobierno militar eliminó los subsidios al cine, liberó la comercialización de película virgen y disolvió las políticas cinematográficas peronistas, sin ofrecer alternativas claras.
[33] Para 1956, las medidas económicas implementadas por la dictadura desencadenaron una crisis que la industria cinematográfica no pudo superar.
[10] Grandes productoras cerraron, vendieron sus estudios y gran parte de sus archivos fílmicos se dispersaron o perdieron.
[85] Aunque el fin de la era industrial del cine argentino ya era previsible antes del golpe, la mayoría de los grandes estudios habían cerrado o detenido su producción, y los pocos que quedaban se mantenían a flote gracias al apoyo estatal.
[33] Ese mismo año, el gobierno promulgó el Decreto Ley 62/57, que estableció medidas para promover la cinematografía nacional como industria, arte y medio de difusión.