Estudios San Miguel

Miguel Machinandiarena era un exempleado bancario que había obtenido la concesión para la explotación del Casino de Mar del Plata –teniendo como socio oculto al gobernador Manuel Fresco; en 1936 incursionó en el cine produciendo con el sello Falma Film33 dos películas –una de ellas titulada Tararira (la bohemia de hoy), dirigida por Benjamín Fondane y otra con la cantante lírica Amanda Cetera- que no fueron estrenadas por su decisión, al parecer disconforme con el resultado obtenido; los filmes se rodaron en el mayor hermetismo en una galería chica que -años después y ya como Estudios San Miguel- fue transformada por Ralph Pappier en la única galería para efectos especiales que tuvo el cine del país en la época.

Posteriormente Machinandiarena fundó los Estudios San Miguel y fue su propietario a lo largo de toda su trayectoria.

La estrategia comercial del estudio fue la producción en serie, pero lo cierto es que nunca generó fondos suficientes y se requirieron continuos aportes que Machinandiarena pudo hacer gracias a los beneficios de la concesión del Casino, de la cual se desprendió en 1944 mediante una salida negociada.

Las instalaciones de Bella Vista fueron concebidas como una ciudad cinematográfica, inspirada en sus similares hollywoodenses con equipamiento considerado el más moderno del país.

En ese orden de cosas contrató a Manuel Peña Rodríguez para que encabezara una unidad como productor asociado, dejó otra a cargo de su esposa Lina y se asoció con los hombres de Artistas Argentinos Asociados y durante 1943 produjeron en sociedad nueve películas pero solo cuatro se rodaron íntegras en los Estudios San Miguel, que debió gastar grandes sumas en alquileres y traslados.