Francis Boeniger

[1]​ A comienzos de la década de 1930 los Estudios Lumiton, que habían construido en Buenos Aires nuevas y modernas instalaciones especialmente diseñadas para producir filmes y dotadas de los últimos adelantos técnicos, trajeron de Europa para hacerse cargo de la fotografía, a John Alton, quien realizó un aporte muy importante en la primera película del nuevo estudio, Los tres berretines (1933), filme en cuyos créditos no figura el nombre de su director Enrique Telémaco Susini, ni del guionista, ni del personal técnico, sino la leyenda “Versión cinematográfica, fotografía, sonido y laboratorio, Lumiton”.

Con Los tres berretines, Alton comenzó en el campo de la fotografía argentina una importante labor formativa.

Su estilo difería del que había conocido Daniel Tinayre cuando era ayudante en la Paramount Pictures Corporation en París; apartándose de la idea predominante en esa época de que la fotografía debía ser de foco perfecto, incisiva, cruda, Alton tenía preferencia por el uso de difusores y contraluces que luego difundiera el director Josef von Sternberg; sus enseñanzas en Argentina permitieron ir dejando de lado la llamada “luz argentina” consistente en una iluminación sin origen definido que se limitaba a alumbrar el decorado para que la acción quedara registrada fotográficamente pero sin poner nada en la película.

[2]​ Por su parte Boeniger, que había trabajado en UFA y admirado la estética de avanzada del cine alemán, el más importante de la época, se incorporó a Argentina Sono Film y dirigió entre otros filmes la fotografía de Monte criollo (1935) en la que por primera vez en el cine local se combinaba el expresionismo con el art decó.

[2]​ En 1943 Boeniger ganó el Premio Cóndor Académico a la Mejor fotografía otorgado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina por la película Tres hombres del río (1943).