En 2008, el periódico The Times le clasificó sexto en una lista de «Los 50 escritores británicos más grandes desde 1945».El apellido «Tolkien» es la forma anglicanizada del alemán «Tollkiehn», cuyo origen radica en tollkühn (‘temerario’).Recibió el mismo nombre que su abuelo paterno, John, pues en su familia era costumbre llamar así al primogénito del hijo mayor.Su segundo nombre, Ronald, fue puesto por deseo de Mabel, ya que ella creía que el bebé iba a ser una niña y tenía pensado llamarla Rosalind, y finalmente eligió Ronald como sustituto.Morgan, andaluz aunque de padre galés, había apoyado moral y económicamente a Mabel Tolkien tras su conversión y había enseñado al joven Ronald las bases del idioma español que más tarde emplearía en la creación de su «naffarin».Según John Garth, escritor, editor e investigador, galardonado por su obra Tolkien y la Gran Guerra.[22] Después de muchas trabas e impedimentos del padre Francis (que deseaba que Tolkien se centrase en acabar sus estudios de Filología Inglesa en Oxford con honores), la misma tarde del día de su vigésimo primer cumpleaños Tolkien escribió una carta a Edith para declararle su amor y preguntarle si deseaba casarse con él.Después de su graduación, Tolkien se unió al Ejército Británico que luchaba por entonces en la Primera Guerra Mundial.En Leeds conoció a E. V. Gordon, con quien publicó la que es considerada la mejor edición hasta la fecha de la obra anónima de la Alliterative Revival, Sir Gawain y el Caballero Verde, escrita en inglés medio a finales del siglo XIV.En 1928 Tolkien ayudó a sir Mortimer Wheeler en la excavación de un asclepeion romano en Lydney Park (Gloucestershire).Desde su adolescencia, Tolkien había empezado a escribir una serie de mitos y leyendas sobre la Tierra Media.Echaba en falta en su país una mitología del carácter de la griega, por ejemplo, y se proponía inventar «una mitología para Inglaterra», que más tarde dio lugar a El Silmarillion, originalmente denominado El libro de los cuentos perdidos.[33] Trató este tema con mayor extensión en su ensayo «Sobre los cuentos de hadas», en el que argumenta que los cuentos de hadas son válidos porque son consistentes en sí mismos y con algunas verdades sobre la realidad.Concluyó que el cristianismo en sí mismo sigue este patrón de consistencia interna y verdad externa.Su amor por los mitos y su fe devota se unieron en su creencia en que la mitología «es el eco divino de la Verdad».Tolkien apoyó el bando nacional (liderado por Francisco Franco) durante la guerra civil española, tras tener noticias de que milicianos «rojos» estaban destruyendo iglesias y matando a sacerdotes y monjas en la zona republicana.Durante la Segunda Guerra Mundial, se refirió a él como «ese viejo asesino sediento de sangre».[44] Tolkien no sentía por Hitler más que desprecio y le acusaba: «Arruina, pervierte, aplica erradamente y vuelve por siempre maldecible ese noble espíritu nórdico, suprema contribución a Europa, que siempre amé e intenté presentar en su verdadera luz».[49] Christine Chism clasifica las acusaciones en tres categorías distintas: racismo intencional, un prejuicio eurocentrista inconsciente, y una evolución de un racismo latente en sus primeras obras, a un repudio consciente de las tendencias racistas en sus últimos trabajos.La obra de Tolkien también ha sido defendida en este sentido por racistas declarados como el Partido Nacional Británico.En algunos fragmentos de las Cartas a su hijo Christopher, deja ver la amargura e inutilidad humana que le provoca la guerra, y compara hechos reales con los de sus libros: «...estamos intentando conquistar a Sauron con el Anillo.También manifestó su rechazo a los efectos colaterales de la industrialización, que consideraba devoradora del paisaje rural inglés.[56] Durante la mayor parte de su vida se mostró hostil incluso a los automóviles y prefería conducir su bicicleta.[66] Las Aventuras de Tom Bombadil y otros poemas del libro rojo se pueden encontrar resumidas (junto con poemas) en Cuentos desde el reino peligroso, el cual contiene muchas obras cortas del género fantástico.Así, concibió el relato de Roverandom en 1925, como un cuento para sus hijos John (ocho años) y Michael (cinco) durante unas vacaciones.Desafortunadamente, un día paseando por la playa con su padre, lo dejó en el suelo para jugar y lo perdió.Sin embargo, por casualidad, otro libro que había escrito en 1932[69] para sus propios hijos y al que había titulado El hobbit pasó de mano en mano sin intervención del autor hasta llegar a Susan Dagnall, una empleada de la editorial londinense George Allen & Unwin.Por otro lado, Tolkien aprovechó más en esta novela la inmensa historia de Beleriand, que había ido construyendo en años anteriores y que finalmente fue publicada de forma póstuma en el El Silmarillion y otros volúmenes.[81] La popularidad de los libros de Tolkien ha tenido un pequeño pero duradero efecto en el uso del lenguaje en la literatura fantástica en particular, e incluso en importantes diccionarios, que hoy en día comúnmente aceptan el restablecimiento tolkiano de las palabras dwarves (enanos) y elvish (élfico) (en contraposición a dwarfs y elfish), que no habían estado en uso desde mitad aproximadamente el siglo XIX.Otros términos que ha acuñado, tales como legendarium y eucatástrofe son mayormente usados en conexión con su trabajo.
Wake Green Road, 264, en
Birmingham
, primer hogar de Tolkien en Inglaterra.