En esa época era muy importante la tradición oral y gran parte de los trabajos literarios se escribieron para poder ser representados.
Los poemas épicos se hicieron muy populares y algunos, como Beowulf, han llegado hasta nuestros días.
Incluso sin sus líneas más sangrientas, los poemas bélicos vikingos resultaban sanguinarios: en las narraciones existía siempre una sensación de inminente peligro.
Aunque Chaucer es un autor inglés, su obra estuvo inspirada por los cambios y desarrollos que tenían lugar en Europa, especialmente en Italia.
La poesía, el drama y la prosa que se escribieron durante los reinados de Isabel I y de Jacobo I constituyen lo que en la actualidad se denomina "Renacimiento inglés".
Sus últimas obras, escritas durante los inicios del reinado de Jacobo I, están consideradas por los críticos como sus composiciones más magistrales: Hamlet, Otelo, El rey Lear, Macbeth, Antonio y Cleopatra y La Tempestad.
Shakespeare popularizó también los sonetos ingleses que significaron un profundo cambio en relación con el modelo de Petrarca.
Los poemas escritos para ser musicados, como los que escribió Thomas Campion, se hicieron populares y la literatura impresa empezó a llegar hasta numerosos hogares.
Dentro del teatro de la era isabelina hay que destacar a escritores como Christopher Marlowe, Thomas Dekker y Francis Beaumont.
Entre los poetas más destacados del periodo se incluyen a Edmund Spenser y Philip Sidney.
Jonson mostró estas diferencias hasta un punto en el que llegó a crear prototipos que se correspondían con cada uno de los humores predominantes; Shakespeare por el contrario, había abandonado ya está teoría clásica para dar paso a la psicología moderna.
Otro estilo teatral que se hizo muy popular durante la época jacobina fueron las obras de venganza, popularizadas por John Webster y Thomas Kyd.
Este proyecto estuvo liderado por el propio rey Jacobo I que supervisó el trabajo de 47 estudiosos.
Aunque se han realizado otras traducciones al inglés, más precisas, la Biblia del Rey Jacobo sigue destacando por su estética, ya que su métrica se realizó de modo que intentaba imitar el verso hebreo de la versión original.
Esta poesía es similar al estilo artístico del mismo nombre: elevada, épica y religiosa.
Los dos poetas más destacados del periodo de Oliver Cromwell fueron Andrew Marvell y John Milton; ambos produjeron obras que elogiaban al nuevo gobierno, como queda patente en la obra de Marvell An Horatian Ode upon Cromwell's Return from Ireland.
Al igual que Thomas Hobbes, Locke enfatizó en la naturaleza plástica del contrato social.
Autores puritanos como John Milton se vieron obligados a abandonar la vida pública, y los autores cuáqueros o anabaptistas que habían participado de un modo directo en el regicidio de Carlos I fueron parcialmente censurados.
Los escritos violentos fueron condenados a la clandestinidad y algunos de los que habían servido durante el interregnum atenuaron sus posiciones políticas.
Su obra El progreso del peregrino es una alegoría de la salvación personal y una guía para la vida cristiana.