Númenor

Los Valar se la dieron a los Edain en la Segunda Edad, como recompensa por su ayuda durante las Guerras de Beleriand.

A principios de la Segunda Edad, la mayor parte de los Edain que habían sobrevivido abandonaron la Tierra Media y viajaron a la isla, navegando en barcos provistos y dirigidos por los elfos.

Los elfos de Tol Eressëa trajeron más regalos para la isla, incluyendo habilidades y plantas maravillosas.

Cuando la isla de Númenor había sido otorgada a los Edain, estaba estrictamente prohibido navegar hacia Valinor.

En el año 600 S. E. llegaron a la Tierra Media, y comenzaron a explorar todas sus costas; finalmente, incluso llegaron al Mar del Este en el extremo opuesto de la Tierra Media.

Estableció Vinyalondë (más tarde llamado Lond Daer), el primer asentamiento númenóreano en la Tierra Media.

Las fuerzas de Númenor no tenían rival en la guerra, y junto con los elfos, pudieron derrotar temporalmente a Sauron, el Señor Oscuro con base en Mordor.

Los númenóreanos también establecieron otros asentamientos en la Tierra Media, además de Lond Daer, y pronto llegaron a gobernar un gran imperio costero que no tenía rival.

), se volvieron cada vez más tiránicos, oprimiendo a los Hombres de la Tierra Media y exigiendo un gran tributo.

), los Hombres del Rey se convirtieron en una mayoría dominante, y los Fieles en una minoría cada vez más perseguida.

Ar-Pharazôn atracó en Umbar, pero Sauron al ver el poder de Númenor, se rindió sin luchar.

Elendil, un líder de los Fieles, había previsto el desastre que iba a ocurrir en Númenor, zarpando con sus hijos y sus seguidores en nueve barcos.

Gondor en particular floreció, y «por un tiempo su esplendor creció, recordando algo del poder de Númenor».

Desembarcaron en Umbar, poblando con el tiempo las regiones del este de la Tierra Media.

Los Hombres del Rey fueron conocidos como los Númenóreanos negros y su estirpe sirvió al mal muchos siglos después, hasta los acontecimientos ocurridos en El Señor de los Anillos.

Sin embargo, Ar-Adûnakhôr adoptó su título en adûnaico, la lengua númenóreana, lo que causó un mayor distanciamiento entre la realeza y los Fieles.

En un principio pasaba al mayor de los hijos varones, pero Tar-Aldarion solo tuvo una hija y entonces promulgó una ley por la que el cetro pasaría siempre al vástago mayor, sin distinción de sexo.

Muchos otros árboles únicos en las regiones del sur, entre los cuales Tolkien registró fueron oiolairë, lairelossë, nessamelda, vardarianna, taniquelassë, yavannamirë, laurinquë, lissuin y los renombrados mallorn.

El tipo más numeroso de animales en Númenor (en comparación con otras tierras) eran las aves marinas.

[10]​ Las grandes águilas, presentes en muchas partes del legendarium de Tolkien, también residían en Númenor.

Los habitantes de Númenor son usualmente llamados númenóreanos u Hombres del Oeste.

Los drúedain, que eran hombres de una etnia diferente, al principio aumentaron en número, pero con el tiempo volvieron a la Tierra Media.

[13]​ Los númenóreanos en promedio eran muy altos, más altos que los hombres comunes de la Tierra Media, y al final de la segunda edad, cuando su altura estaba en su punto más bajo, llegaban a medir en promedio 1.93 metros.

Sin embargo, en escritos posteriores, se cambió a una diferencia más pequeña, entre la sangre real y el pueblo, con los númenóreanos viviendo «cinco veces» la vida de los hombres normales o alrededor de trescientos o trescientos cincuenta años.

No era raro que los monarcas voluntariamente abdicaran al entregar el Cetro, especialmente en la dinastía anterior.

Pero después de la muerte de Tar-Palantir, su sobrino Ar-Pharazôn usurpó el trono y los Elendili fueron oprimidos más vigorosamente, esta vez con la ayuda del Señor Oscuro Sauron, quien había establecido un culto malvado en la isla para corromper y finalmente destruir la sociedad númenóreana.

Los númenóreanos eran extremadamente hábiles en muchas artes, pero en siglos posteriores sus principales industrias eran la construcción naval y la navegación.

Los mejores marineros se unieron al Uinendili, quien honró a Uinen, la diosa del mar.

La veneración del mar se combinó con las habilidades astronómicas y cronológicas de los númenóreanos.

Refuerza esta asociación la similitud entre las palabras Atalantë, nombre quenya para las tierras sumergidas de Númenor, y Atlántida.

Nisimaldar, al oeste de Númenor