Hubo algunos pueblos que cayeron bajo su influencia, pero otros se resistieron y debieron emprender la marcha desde sus lugares de origen buscando la paz.
Solo unos pocos se quedaron en Rhovanion y el resto siguió su camino cruzando las Hitaeglir, para instalarse en Eriador.
Por presión demográfica o porque se sentían inseguros, un pequeño grupo de estos hombres, conducidos por Bëor el Viejo, continuaron el camino y decidieron cruzar las Ered Luin, llegando a Ossiriand e instalándose en el norte de esa región, en donde Finrod Felagund los encontró y les brindó su amistad.
Un año después Finrod partió hacia sus dominios y Bëor lo acompañó dejando al mando de su pueblo a su hijo Baran.
Otros, encabezados por Bereg, luego de una asamblea entre todas las Casas, decidieron volver sobre sus espaldas por no estar dispuestos a más sufrimientos.