Unión Republicana se dividió entre los partidarios de unirse a la coalición catalanista, encabezados por Salmerón, y los contrarios a ello que, encabezados por Alejandro Lerroux, abandonaron el partido (creando dos años después el Partido Republicano Radical).
En la represión posterior a la Semana Trágica, Companys fue detenido por primera vez siendo liberado al no serle imputado ningún cargo.
[12][13][2] Su hijo mayor manifestó durante su juventud síntomas de esquizofrenia que se agravaron y complicaron en la edad adulta con una tuberculosis ósea.
[12] La Unión Federal Nacionalista Republicana tuvo su mayor éxito en las elecciones de 1910 en las que obtuvo once diputados.
En 1913 fue candidato en Barcelona del Partido Reformista en las elecciones municipales en el distrito Sants-Les Corts, sin resultar elegido.
Domingo resultó elegido, en tanto que Companys fue derrotado por un amplio margen por el candidato dinástico liberal.
Ejerció entonces, junto a su amigo Layret, como abogado defensor de numerosos sindicalistas aproximándose al anarcosindicalismo.
En noviembre ese año, el gobernador civil Martínez Anido había ordenado la detención de los dirigentes obreros.
Sus actividades opositoras no se limitaron a la acción política y sindical: en enero de 1929 Companys participó desde Barcelona en la fallida intentona insurreccional promovida por Sánchez Guerra (precisamente quien, como presidente del Consejo de Ministros, había destituido a Martínez Anido en 1922), por lo que fue detenido y pasó tres meses en prisión.
[21] La firma del Manifiesto de Inteligencia Republicana no fructificó en un frente o coalición electoral debido a las divergencias entre las organizaciones firmantes.
Inmediatamente, Macià cruzó la plaza, entró en la Diputación Provincial (el actual Palacio de la Generalidad) y anunció que se hacía cargo de un Gobierno provisional para Cataluña, destituyendo a continuación a los máximos poderes judicial y militar del territorio.
Companys estaba entre ellos, si bien no participó directamente en la redacción del anteproyecto, ya que se eligió una comisión redactora reducida compuesta por cinco miembros.
[50] En las Cortes Constituyentes, Companys tuvo una participación muy relevante, llevando el protagonismo de la minoría, junto con Lluhí.
[54] En noviembre de 1931, Companys se vio salpicado por el escándalo Bloch, un polémico asunto relacionado con los contactos que el financiero francés M. Bloch (condenado por estafa) había tenido con varios parlamentarios de ERC durante una breve visita a Madrid.
Además, en caso de que este muriera o fuese destituido, Companys se convertiría automáticamente en el nuevo presidente.
Su labor al frente de la cámara catalana no fue reseñable, sin desempeñar tampoco un papel institucional.
Al contrario, su actuación fue marcádamente partidista,[60] como demostraron diversas declaraciones públicas y mítines políticos en los que intervino durante la primera mitad de 1933.
Sin embargo, el presidente decidió abrir una crisis ministerial, en un intento de escorar hacia la derecha la coalición gubernamental.
Ocupó la cartera con «desgana y sin interés»,[53] desarrollando una labor poco reseñable, con escasos proyectos de ley remitidos al parlamento.
Además de Companys, otros dos candidatos se barajaron como alternativa: Carles Pi i Sunyer y Humbert Torres.
Los sectores más nacionalistas de su propio partido cuestionaban su trayectoria catalanista, por lo que su apoyo interno no era general.
Su vinculación con el anarcosindicalismo suscitaba recelos en tanto que desde los sectores más conservadores de Cataluña se ponía en duda su capacidad.
Tras su nombramiento, Dencàs nombró a Miquel Badia, amigo y colaborador en las JEREC, como responsable de Orden Público.
[74] El propio Dencàs afirmaría que Companys le había nombrado consejero de Gobernación para preparar una revuelta independentista.
[73] Durante los meses siguientes, Dencàs amenazaría varias veces con dimitir, al no haber recibido el visto bueno del gobierno catalán para desencadenar la intentona independentista, el cual tampoco había autorizado la compra de armas en Europa para preparar la rebelión.
Desde entonces, las tropas republicanas se batieron en retirada, sin lograr establecer ninguna línea de resistencia efectiva.
Ante la petición del presidente del Consejo, Negrín, y a pesar de saber ya que la guerra estaba perdida, el 20 de enero Companys dirigió un mensaje radiofónico al pueblo catalán pidiendo una postrera resistencia ante las tropas franquistas que avanzaban sobre Barcelona.
José Antonio Aguirre, rememoró después en sus escritos: «Pocas personas han conocido como yo momentos de intimidad de Companys, que es cuando se descubren los hombres tal como son...aquel hombre estaba sumido en un profundo abatimiento...yo le animaba diciendo que los pueblos no mueren como los hombres y que llegaría la hora de nuestro triunfo... “no es eso..., me contestó, mi preocupación en estos momentos está concentrada en todos esos compatriotas mios que huyen sin amparo y en mi hijo enfermo”... me confió que todos sus ahorros no llegaban al equivalente a dos mil dólares y añadió...“ ese dinero no es para mí, lo tenía fuera para atender la curación de mi pobre hijo que está en un sanatorio de Bélgica... yo me moriré de hambre si es preciso, pero mi hijo no, no”.».
Con la derrota francesa ante la Alemania nazi y la firma de la capitulación, el matrimonio Companys quedó en la zona ocupada.
No quiso que se le pusiera una venda en los ojos y murió diciendo:[111][109] «Per Catalunya!» («¡Por Cataluña!»).