Fantastique

La característica distintiva del fantastique es la intrusión de fenómenos sobrenaturales en una narrativa que es por lo demás realista.

[cita requerida] El Fantastique suele asociarse con un ambiente particular, una especie de tensión al verse ante lo imposible.

La raíz de las ideas modernas sobre las muchas cosas que hoy en día se denominan con frecuencia 'sobrenaturales' (como ángeles, demonios, hadas, brujas, etc.), así como su representación artística, tiene sus inicios en este período, llamado a menudo la Edad Media.

Durante este periodo, se les dio por primera vez sus formas definitivas a conceptos y personajes tales como Melusina, Arlequín, Oberón, Morgana, entre muchos otros.

El Renacimiento floreció en Francia durante el reinado del rey Francisco I, quien propició un ambiente favorable para el desarrollo de las letras, las artes y las ciencias.

Fue durante el renacimiento francés que la proto-ciencia ficción se separó por primera vez del fantastique.

Muchos de ellos basaron sus ideas en conocimientos ocultos que supuestamente habían sido transmitido a lo largo de los tiempos, desde Oriente, pasando por los Caballeros Templarios y, llegando finalmente a los masones y rosacruces que florecieron durante la Ilustración.

Obras notables en esta categoría incluyen: Eventualmente, el roman noir le dio paso a formas más modernas del fantastique.

La otra forma fue la novela popular, publicada en formatos económicos y dirigida a grandes audiencias.

En la tradición verdadera de la ficción popular, estas obras a menudo se consideraban emociones baratas, y buenas solo para las masas con escasa educación.

Entre los principales contribuyentes de este período se incluyen: La Segunda Guerra Mundial produjo grandes costos físicos y psicológicos en la cultura francesa.

Entre las influencias extranjeras de importancia en el fantastique moderno francés se encuentran Franz Kafka, Jorge Luis Borges, H. P. Lovecraft, Dino Buzzati, Julio Cortázar, Vladimir Nabokov y Richard Matheson.