No obstante, todo parece apuntar a que el auténtico lugar de nacimiento fue este último.
Su madre, Laure, siempre quiso que su hijo tomara el testigo de su hermano Alfred Le Poittevin, a la sazón íntimo amigo de Flaubert, cuya prematura muerte truncó una prometedora carrera literaria.
Su padre, Gustave de Maupassant, era un indolente que engañaba a su esposa con otras mujeres.
Su juventud, muy apegada a su madre, Laure Le Poittevin, se desarrolló primero en Étretat, y más adelante en Yvetot, antes de marchar al liceo en Ruan.
Maupassant fue admirador y discípulo de Gustave Flaubert al que conoció en 1867.
Comenzó a estudiar Derecho, pero reveses económicos familiares y la mala relación con su padre le obligaron a dejar unos estudios que, de por sí, ya no le convencían y a trabajar como funcionario en varios ministerios, hasta que publicó en 1880 su primera gran obra, «Bola de sebo», en Las veladas de Médan, un volumen naturalista preparado por Émile Zola con la colaboración de Henri Céard, Paul Alexis, Joris Karl Huysmans y Léon Hennique.
[14] Tras algunos intentos frustrados, en los que utilizó un abrecartas para degollarse, fue internado en la clínica parisina del Doctor Blanche,[15] donde murió un año más tarde.
Maupassant está considerado uno de los más importantes escritores de la escuela naturalista, cuyo máximo pontífice fue Émile Zola, aunque a él nunca le gustó que se le atribuyese tal militancia.
Es en esta etapa donde abandona su visión impersonal para profundizar más en el alma atormentada de sus personajes, probablemente un reflejo del tormento que sufría la suya.
Siempre padeciendo grandes migrañas, abusó del consumo de drogas como la cocaína y el éter, que potenciaban más su talento natural y le proporcionaban estados alterados de conciencia que lo hacían sufrir alucinaciones y otras visiones que a la postre condicionarían su narrativa fantástica o de terror.
Según Rafael Llopis, quien cita al estudioso de lo fantástico Louis Vax, «El terror que expresa en sus cuentos es exclusivamente personal y nace en su mente enferma como presagio de su próxima desintegración.
"En 'El Horla' -dice Vax- hay al principio una inquietud interior, luego manifestaciones sobrenaturales reveladas solo a la víctima; por último, también el mundo que la rodea es alcanzado por sus visiones.
[19] Maupassant publicó novelas de corte mayormente naturalista: Una vida (1883), El collar (1884), Bel-Ami (1885) o Fuerte como la muerte (1889), entre otras.