En la actualidad, la céntrica plaza londinense de Trafalgar Square conmemora dicha victoria.
La flota franco-española se vio bloqueada en Cádiz por Nelson, y en septiembre Napoleón ordenó a Villeneuve navegar a Nápoles para despejar el Mediterráneo del hostigamiento de los buques británicos, pero no obedeció esta orden, permaneciendo en puerto.
Por su parte, el comandante Pierre-Étienne-René-Marie Dumanoir decidió huir con cuatro navíos en los primeros compases de la batalla.
Los barcos capturados por la flota británica fueron llevados hasta el puerto de Gibraltar.
Sin embargo, la fuerte tormenta que se desencadenó en las aguas del estrecho pocas horas después de la batalla hizo que algunos barcos, dado su malogrado estado, se fueran a pique en las costas gaditanas u onubenses ante la imposibilidad de resistir el remolque.
Mientras tanto, la escuadra combinada dio media vuelta y abandonó el Caribe rumbo a la costa atlántica francesa.
Aunque haber conseguido vencer al Reino Unido hubiera sido un gran espaldarazo a sus planes europeos, y todo un cambio de rumbo estratégico del continente.
Quizás incluso hubiera anulado a rusos y austriacos, que dependían del suministro marítimo británico, dado el bloqueo continental[12] existente.
[cita requerida] El marqués de la Ensenada consiguió, durante el reinado de Fernando VI, modernizar la vieja marina española y aumentar su prestigio, que ya se iba deteriorando.
Incluso los altos mandos españoles habían expresado las nulas posibilidades en un enfrentamiento directo contra la flota británica, y propusieron una estrategia de esperar en el puerto el paso del invierno, a la par que la flota británica podía verse debilitada en la mar mientras los bloqueaban y soportaban las tormentas que pudieran surgir, no obstante la insistencia y las presiones por parte del mando aliado francés fueron determinantes.
Esto desequilibró gravemente la contienda dejando 27 buques ingleses frente a 19 franco españoles.
Estos cuatro barcos huidos fueron apresados por la flota británica doce días después cuando intentaban ganar la costa francesa en la Batalla del Cabo Ortegal.
Posteriormente, Dumanoir manifestó no haber visto la orden del Almirante debido a la humareda reinante.
Tras varias horas de cruentos combates, el Bucentaure de Villeneuve un 80 cañones y buque insignia de los franceses se había rendido; el Santa Ana español de 120 cañones ya no disparaba; el Santísima Trinidad, el mejor navío del mundo con 140 cañones, quedó detenido y sin mástiles, pero solo rindió su bandera tras haber sido rodeado y asediado por al menos siete navíos ingleses; el Príncipe de Asturias con sus 112 cañones resistía, desarbolando a cualquier buque inglés que osaba acercarse.
El brigadier Churruca en el San Juan Nepomuceno con 74 cañones que también enfrentó solo a varios navíos británicos demostrando una habilidad y valor extraordinarios, tras haber recibido un cañonazo por debajo de la cadera pidió un tonel de harina donde enterrar el muñón de su pierna, para poder seguir dando órdenes hasta morir desangrado.
Casi al final el navío francés Achille del capitán Deniéport hizo explosión, debido a la falta de habilidad de su tripulación que permitió que el fuego alcanzara la santabárbara del barco.
Varios barcos españoles y franceses habían sido apresados por la flota británica que intentaban llevarlos como premio a Gibraltar.
Desde tierra, los mandos aliados pudieron ver una oportunidad para una misión de rescate ya que la flota inglesa quedó muy maltrecha.
La fuerza de rescate franco-española, lastrada por los daños sufridos en combate, tuvo que luchar contra la mar gruesa.
El Rayo fondeó frente a Sanlúcar, unas leguas al noroeste de Rota.
[51] Esta batalla frustró la intención de los franceses de invadir, o al menos bloquear, por mar al Reino Unido (tal y como el lord del Almirantazgo británico John Jervis había dicho con sorna en 1801: «Yo no digo que los franceses de Napoleón no vayan a venir, pero desde luego, no vendrán por mar») y supuso el comienzo del poderío naval británico, que duraría un siglo.
El almirante Villeneuve fue enviado preso a Inglaterra, pero fue puesto en libertad bajo palabra.
Sin embargo, todos estos navíos se pudrieron en los puertos españoles durante la Guerra de Independencia (1808-1814), en la cual la prioridad absoluta fue el ejército de tierra y no la marina, innecesaria porque los británicos ya se bastaban para contener a los franceses en el mar.
[53] La batalla, aunque hubiera sido una victoria franco-española, no habría determinado la guerra contra el Reino Unido, puesto que los británicos hubieran podido rearmarse y llevar a las inmediaciones de Cádiz otra flota igual o superior a la de Nelson.
No obstante, una eventual victoria aliada hubiese iniciado la consolidación del poder napoleónico en el Mediterráneo.
La plaza se comunica por el suroeste con The Mall a través del Admiralty Arch.