En 1781 toma parte en la batalla de Pensacola (Florida), y nuevamente en guerra contra la Corona británica, es herido en el ataque a Gibraltar del 15 de septiembre de 1782, aunque no se retira del combate hasta la mañana siguiente.
Al año siguiente, se embarca en el navío San Eugenio y se dirige a la América septentrional para proteger el comercio español y hostigar a las fuerzas francesas de la isla de Santo Domingo.
La escuadra, formada por once navíos, siete fragatas y nueve bergantines, estaba basada en Puerto Cabello y participa activamente en la toma del fuerte del Delfín en Santo Domingo (1793).
En 1805 toma el mando del navío Montañés, construido a expensas de los cántabros, que lo habían ofrecido al rey.
En lucha contra un navío inglés de tres puentes, una bala de cañón provoca su muerte a la edad de 47 años, siendo sus últimas palabras: "He dicho que orcen, que yo quiero arrimarme más a ese navío de tres puentes, batirme a quemarropa y abordarle".