Traducción literaria

La lista incluye a creadores literarios como Charles Baudelaire, Vasili Zhukovski, Tadeusz Boy-Żeleński, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Robert Stiller, Javier Marías y Haruki Murakami.[1]​ A lo largo de la Edad Media, el latín era la lingua franca, o lengua vehicular, del Occidente conocido.Su objetivo era dar a conocer esas obras editándolas con textos depurados; pero mientras el latín era la lengua de cultura dominante en la época en Europa occidental, el conocimiento del griego clásico no estaba muy difundido entre las personas cultas.Chaucer fundó una tradición poética inglesa mediante adaptaciones y traducciones de estos primeros idiomas literarios.Así la Pléyade francesa, los poetas ingleses del período Tudor y los traductores isabelinos adaptaban los temas de Horacio, Ovidio, Petrarca y los escritores latinos modernos, creando un nuevo estilo poético basado en esos modelos.[3]​ En España la misma tendencia aparece, por ejemplo, en Juan Boscán, que en su poesía aborda la imitación de Petrarca y de clásicos como Horacio, a quien sigue y adapta en su Epístola a Mendoza; Boscán dejó además una excelente traducción del libro El cortesano del italiano Baltasar Castiglione.[4]​ En la segunda mitad del siglo XVII, el poeta John Dryden intentó hacer hablar a Virgilio con "las palabras con las que habría escrito de estar vivo y ser inglés".[4]​ Anticipándose al siglo XX, Benjamin Jowett, que tradujo las obras de Platón a un idioma simple y directo, sentó un nuevo patrón en 1871.La traducción moderna a menudo requiere de erudición literaria y revisiones textuales, ya que frecuentemente no existe un único texto canónico.[6]​ Asimismo, se puede encontrar el proceso inverso, esto es, la traducción de literatura moderna a las lenguas clásicas.En su influyente trabajo de 1959 titulado "On Linguistic Aspects of Translation", el lingüista y semiótico ruso Roman Jakobson declaró que "la poesía, por definición, es intraducible".En 1974 el poeta americano James Merrill escribió un poema, "Lost in Translation", que en parte explora esta idea.Dichas traducciones pueden estar influenciadas por la tensión entre el texto y los valores que los traductores desean transmitir.Durante siglos, la Iglesia católica utilizó esta traducción (conocida como Vulgata), aunque en primera instancia causó controversia.Una gran parte de la producción literaria que las editoriales ofrecen al público está formada por libros traducidos.Centrando la atención en los traductores que han trabajado vertiendo obras de distintos idiomas al español, principalmente los que han estado en activo desde 1950 hasta comienzos del siglo XXI, se presenta a continuación una lista parcial.- Traductores del inglés: Salustiano Masó, Francisco Torres Oliver, José Luis López Muñoz, Miguel Martínez-Lage, Enrique de Hériz.- Traductores del alemán: Miguel Sáenz; Andrés Sánchez Pascual; Eustaquio Barjau; Carmen Gauger.- Traductores del ruso: Juan López-Morillas; José Laín Entralgo; Víctor Gallego; Marta Rebón.Entre los traductores del árabe se encuentran Emilio García Gómez, Joan Vernet, Serafín Fanjul, Salvador Peña Martín.Entre los que han traducido principalmente obras del griego clásico se puede mencionar a Antonio Tovar, Manuel Fernández-Galiano, Francisco Rodríguez Adrados, Luis Gil, Alberto Bernabé Pajares o el filósofo Julián Marías.Los clásicos grecolatinos cuentan en la cultura española con varias colecciones especializadas: la Biblioteca Clásica Gredos y las colecciones bilingües de Alma Mater en España y de la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana en México.Por otro lado, algunos escritores conocidos como autores de novela, poesía o ensayo se han ganado un nombre como traductores por derecho propio.La lista incluye a creadores literarios como Charles Baudelaire, Vasily Zhukovsky, Tadeusz Boy-Żeleński, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Robert Stiller, Lydia Davis, Javier Marías, Haruki Murakami, Achy Obejas y Jhumpa Lahiri.
Error de traducción: Moisés cornudo, por Miguel Ángel