Luis de León

Su padre fue el abogado Lope de León y su madre Inés Varela.Su delito principal fue traducir el Cantar de los Cantares a la lengua vulgar sin licencia.Y, un año más tarde, consiguió por fin la cátedra de Sagrada Escritura, que en 1579 obtuvo en propiedad.La acusación principal era preferir el texto hebreo del Antiguo Testamento a la versión latina oficial (la traducción Vulgata de San Jerónimo) adoptada por el Concilio de Trento, lo cual era cierto.Pero a ello se añadió -como vimos- el haberse atrevido a traducir partes de la Biblia, y en concreto el Cantar de los Cantares, a la lengua vulgar, algo que quedaba expresamente prohibido por ese reciente concilio; el cual, por recelo del pensamiento protestante (recuérdese la traducción de la Biblia al alemán que había realizado el también agustino Lutero), solo permitía traducciones en forma de paráfrasis, esto es, a modo de comentarios y usando, por tanto, más palabras que el texto original.[8]​ Su prolija defensa alargó el proceso inquisitorial, que se demoró casi cinco largos años, tras los cuales fue finalmente absuelto.Sus biógrafos cuentan que fray Luis acostumbraba, en sus años de docencia, resumir las lecciones explicadas en la clase anterior; y que, al volver a la Universidad a su nueva cátedra, retomó sus lecciones con la frase “Decíamos ayer…” (Dicebamus hesterna die) como si sus cuatro años de prisión no hubieran transcurrido.[11]​ Pero, aunque la frase tiene sello luisiano, se supone que es una invención posterior de fray Nicolaus Crusenius.[12]​ Un año después (1578), debido a sus conocimientos de Astronomía, fue comisionado para la reforma del calendario juliano.En 1579 volvió a ganar por oposición la cátedra de Biblia, asignatura que impartió ya hasta su muerte.Peor librado había salido Montemayor al ser separado de toda enseñanza.En él batallaba ya el equilibrio clásico del renacimiento con las nacientes y dinámicas asimetrías barrocas, ya constituyendo de hecho un ejemplo vivo de manierismo poético.Escribir, piensa fray Luis, es actividad difícil («porque pongo en las palabras concierto y las escojo y les doy su lugar... porque el bien hablar no es común, sino negocio de particular juicio, así en lo que se dice, como en la manera como se dice»).Logra la armonía mediante una perfecta correspondencia entre fondo y forma, aprendida en los clásicos latinos, a los que estudió no solo para imitarlos, sino para reproducir sus cualidades en castellano.Su afán comunicativo se expresa en una particular preferencia por la segunda persona, por lo que sus textos suelen tener un carácter discursivo y de comentario moral que exhorta de alguna manera al receptor.Este tono discursivo, de alguna forma oratorio, da pie a frecuentes enumeraciones, exclamaciones e interrogaciones retóricas, y abundan también los pasajes descriptivos con el que el autor hace vivir al interlocutor en tiempo presente lo que evoca: de ahí su frecuente uso del presente histórico.Las odas son cortas: solamente dos pasan de los cien versos, la XX y la XXI.Como ya se ha dicho, son frecuentes como manifestación de la tensión entre su vehemencia y su deseo de refrenarla los encabalgamientos, numerosísimos y a veces violentamente abruptos, por lo que caracteriza al estilo de fray Luis una tensión particular propia del Manierismo, en suma, paralela a la que se expresa en el severo y contemporáneo estilo arquitectónico herreriano.Inspirada en fuentes clásicas y sobre todo en los Proverbios de Salomón, cuyo último capítulo expone e ilustra desde el versículo 10, es una obra que hay que poner en correlato con otras del mismo género escritas por Luis Vives (De Insitutiones Feminae Christianae, traducida al castellano en Valencia en 1528) y otros humanistas europeos del Renacimiento.Sin embargo, los manuscritos más fieles a su obra son los conservados y copiados por su sobrino y correligionario, el fraile y teólogo agustino Basilio Ponce de León, ya que a él le fueron entregados a su muerte por la Orden Agustina para que los editara.Cartas, licencias, poderes, dictámenes (Madrid, Revista Agustiniana, 2001) y, con Emiliano Fernández Vallina, hizo la edición bilingüe latín-castellano de su Tratado sobre la Ley (Monasterio de El Escorial: Ediciones Escurialenses, 2005).
Aula de fray Luis de León en las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca .