Lemas del franquismo

Los lemas del franquismo son los lemas con los que se resumía la ideología de la dictadura franquista, que, aunque tuvo distintos componentes (tradicionalismo, nacionalcatolicismo, militarismo o nacionalsindicalismo), utilizaba especialmente en sus movilizaciones populares la ideología falangista, muy adecuada para su plasmación en lemas, ya que mostraba una cierta aversión a los programas políticos y se planteaba como más partidaria del irracionalismo, la acción y la simplificación.[2]​ En el interior del régimen tampoco había una ciega adhesión a semejantes simplificaciones, como probó el libro España como problema, del intelectual falangista Pedro Laín Entralgo, contestado desde la más rígida ortodoxia por Rafael Calvo Serer, con su España sin problema (ambos en el año 1949; véase Ser de España), pero esta última era la única postura posible si lo que se quería era mantener algún grado de participación en el poder: «adhesión inquebrantable», como dejaba claro Luis Carrero Blanco, refiriéndose al propio Franco y todo lo que este encarnaba:Como reacción, desde la Transición, no solo se abandonaron los lemas y símbolos franquistas, sino que también decayó el uso de los símbolos nacionales españoles, e incluso la misma referencia a «España» fue sustituida muy frecuentemente por eufemismos (como «este país», expresión ya existente en tiempos de Larra),[4]​ mientras los de los nacionalismos periféricos proliferaban.[9]​ En ocasiones se ha identificado esas estructuras triádicas con un determinado modo —«occidental» o «patriarcal»[cita requerida]— de entender el mundo, que contrastaría con otro tipo de estructura mental —bien sea «matriarcal», bien «oriental» (yin y yang).fue el que más se extendió durante la dictadura, otra tríada, Una Patria, Un Estado, Un Caudillo fue utilizado con profusión entre 1936 y principios de 1940.La fecha debía datarse con el año ordinario al que se añadía la coletilla de I, II o III Año Triunfal (comenzando el 18 de julio: 1936-37, 1937-38 o 1938-39), en extraña coincidencia con otros calendarios revolucionarios.No obstante, estos últimos denotaban un rasgo más comprometido, por lo que su uso fue decayendo con el paso de los años fuera de los ambientes más declaradamente falangistas, paulatinamente alejados del centro del poder franquista.Esto se fue haciendo más evidente sobre todo después de la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial (1945).Dado que eran los gritos más usados por sus enemigos de la guerra civil, no se utilizaban «¡Viva la República!» o «¡Viva la Revolución!».No obstante, en la retórica falangista la revolución era un concepto muy usado (la revolución pendiente) y la república no se discutía en cuanto forma de Estado, sino por el significado político y social que le habían dado los republicanos.De hecho, existió un himno falangista (por razones obvias, poco divulgado en el franquismo) que une ambos conceptos: En los años previos a la guerra civil, se utilizaba crípticamente la palabra «CAFE», en frases o canciones aparentemente inocentes, ocultando un acrónimo el significado era ‘Camaradas, Arriba Falange Española’.aparecía en todas las cartas oficiales, entre admiraciones y escrito a imprenta, en una esquina del papel.Estos territorios se obtendrían mediante acuerdos con una Alemania nazi que hubiese vencido en la Segunda Guerra Mundial, a costa de Francia y el Reino Unido.[28]​ Tras la derrota nazi y el subsiguiente aislamiento internacional de España, estas ideas desaparecieron rápidamente del discurso del Régimen; pero el lema pervivió con características alegóricas y vagamente irredentistas.[29]​ El lema aparece con una ligera variación en el himno falangista Montañas nevadas: «Voy por rutas imperiales/ Caminando hacia Dios»[30]​ Gustavo Bueno[31]​ encuentra una expresión similar en Calderón de la Barca «A Dios por razón de estado».«¡Viva Cristo Rey!», que ya había sido utilizado en un enfrentamiento armado en México (la Guerra Cristera, una sublevación contra el gobierno entre 1926 y 1929),[34]​ fue empleado también por el bando rebelde durante la guerra civil española con un fin político, coincidente con el espíritu de Cruzada frente al anarcosindicalismo y al bolchevismo que eran doctrinas políticas laicas.Se le suele citar como el último grito de los fusilados en la retaguardia republicana, habitualmente asociado con otros lemas patrióticos: «¡Viva Cristo Rey![39]​ La presión para obtener una moralidad católica integrista en todos los comportamientos públicos y privados era tan grande que llegaba incluso a ser requisito para entrar en el gobierno (era considerado para ello el estado civil del "ministrable" y la adecuación de este a las prácticas admitidas por la Iglesia, lo que se probaba con una familia numerosa).Durante periodos en que la presión para mantener una devoción era mayor, como la Semana Santa o la presencia de alguna misión popular en una localidad, la presión moral se incrementaba aún más, llegándose a hacer propaganda sonora (con altavoces desplazados en coches) del acto o rito concreto al que había que acudir, acompañado de oraciones, frases devocionales o incluso consignas tan amenazantes como «Pecador, alerta, alerta, que la muerte está a la puerta».La frase fue destacada por los periódicos y utilizada en la movilización antisoviética que reclutó la División Azul, formada por voluntarios, encuadrada en el ejército alemán.De hecho, la Segunda Guerra Mundial había permitido a Franco aprovechar las posibilidades que estratégicamente le daba la existencia de la colonia inglesa, como hizo en sus negociaciones tanto con Hitler como con los aliados (Reino Unido y los Estados Unidos).Estos finalmente no tuvieron que afrontar ninguna presión militar por el lado español.[50]​ Es célebre la anécdota de la conversación entre Ramón Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores, y el embajador del Reino Unido en Madrid, Sir Samuel Hoare, en la que, ante una de estas manifestaciones, cuando el ministro preguntó al embajador si deseaba que le envíase más policía para proteger la embajada, este le respondió: «No, mejor envíeme menos manifestantes».[51]​ En 1955 se celebró incluso una exposición oficial en la Biblioteca Nacional sobre el conflicto con ese emblemático título.[52]​ La emulación patriótica hizo que se pusiera el nombre «Gibraltar español» a calles en muchas poblaciones (Almería, Alcázar de San Juan, Anchuras, Consuegra, Setenil de las Bodegas, Torredelcampo, Torrijos).[53]​ Tuvieron alguna difusión un himno patriótico sobre el tema e incluso una canción pop de José Luis y su guitarra.[58]​ En este caso, se identificaba a la España de Franco como un firme bastión antisoviético, en el momento histórico de la guerra fría, en que la retórica oficial del franquismo abandonó los tonos más fascistas del falangismo, que incomodaban para el acercamiento a los Estados Unidos.Curiosamente, los dirigentes comunistas eligieron epítetos similares: Mao «el Gran Timonel», Ceauşescu «Conducător», Kim Il-sung «Gran Líder» (su hijo, Kim Jong-il «Querido Líder»), en lo que se ha denominado culto a la personalidad, un componente que es idéntico en el fascismo.Los diarios recibían consignas para insertar en sus páginas mensajes que legitimaban el poder carismático y omnímodo de Franco.[69]​ En años posteriores, se eligió esta fecha para realizar atentados mortales contra Santiago Brouard (1984) y posteriormente contra Josu Muguruza (1989), destacados miembros de Herri Batasuna, la vertiente política del grupo terrorista ETA.
Escudo de España durante el franquismo, que incorpora la cartela con el lema «Una Grande Libre», junto con otros motivos heráldicos que añaden a los del escudo tradicional de España (armas de Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, y las columnas de Hércules con la cartela Plus Ultra ) otros tomados del escudo de los Reyes Católicos : el águila de San Juan y el yugo y las flechas que también tomó la Falange (los reyes los habían adoptado por coincidir con las iniciales de Ysabel y Fernando). Véase Simbología del franquismo .
Monumento a Eugenio D'Ors en Madrid , que contiene inscripciones con fragmentos de su obra, muchas de ellas referentes a lemas del franquismo.
Muro exterior de la Catedral de Cuenca , con una placa en homenaje a los «Caídos por Dios y por España».
Muro exterior de la iglesia de Ferreruela en Zamora , que posee una placa en homenaje a los «Caídos por Dios y por la Patria».
Medalla conmemorativa de la victoria en la Guerra Civil.
Reverso y anverso de una moneda de 50 pesetas de 1957.
La llamada « verja de Gibraltar » fue cerrada por la parte española como mecanismo de presión para conseguir la apertura de negociaciones con Gran Bretaña, y no se volvió a abrir hasta los años 1980, con el gobierno de Felipe González .
Placa en unas viviendas de 1965 en Málaga : los "25 años de Paz".
Los ángeles de la Paz , de José Espinós Alonso , Madrid, 1964.
Estatua ecuestre del Generalísimo Franco , obra del escultor José Capuz , que se encontraba en la plaza del Caudillo (actual plaza del Ayuntamiento ) de Valencia. Fue inaugurada en 1964 con motivo de la celebración de los « XXV Años de Paz ».
Vista actual del Paseo de Recoletos desde la Plaza de Cibeles ( Madrid ), escenario de los «Desfiles de la Victoria» cada 18 de julio, día de la Fiesta Nacional durante el franquismo. El lugar era marcadamente representativo por acoger las sedes de instituciones oficiales (Ministerio del Ejército -hoy Cuartel General del Ejército-, Ministerio de Marina -hoy Cuartel General de la Armada-, Banco de España , Palacio de Comunicaciones ) y de los bancos más importantes.
Vista de la Plaza de Oriente de Madrid con el Teatro Real al fondo, lugar de manifestaciones de vindicación del régimen franquista.