[1] Pero más allá de la superstición, el vampiro se abrió paso a las tradiciones folklóricas donde halló un terreno propicio para quedarse.
Canciones sin autor evocaban sus hazañas en los países de Europa Oriental, cuando una revista alemana, editada en Leipzig consagró en 1748 un número dedicado a los vampiros.
Oneiza, la amada muerta de Thalaba, el protagonista, se convierte en una vampira, aunque semejante suceso es secundario a la trama principal.
En un resplandor de azufre ve levantarse a la difunta del sarcófago, con las “mejillas lívidas”, los “labios azules” y “un terrible brillo en la mirada”.
Dumas padre publica en 1849 La dama pálida, donde describía un castillo situado en los montes Cárpatos, habitado por un vampiro en el marco de una historia novelesca, que perdería varios fragmentos en sucesivas reimpresiones.
En 1884 Karl Heinrich Ulrichs escribe Manor, en la que por primera vez el vampirismo aparece como una metáfora directa de la homosexualidad masculina.
Sin embargo, los elementos decisivos y la fama que configuran el género vampírico tradicional proceden de autores irlandeses.
Melmoth no es un vampiro tradicional, sino más bien un ser inmortal angustiado por la carga de los años, y que está inspirado en la figura legendaria del Judío Errante.
Una década antes, en 1888, Jack el destripador y sus asesinatos de prostitutas habían creado un ambiente muy proclive a los relatos sangrientos.
Durante la segunda mitad del siglo XX el género vampírico continúa, evolucionando pero al mismo tiempo aferrándose a sus clichés tradicionales.
En principio el libro fue rechazado por varias editoriales y no sería publicado hasta 1976, convirtiéndose en un rotundo éxito de ventas.
Y todo contado en forma de una entrevista que un joven periodista le hace a Louis, el narrador vampiro.
El protagonista, Harry Keogg es un Necrocospio, una persona capaz de comunicarse con los muertos, que durante la guerra fría trabaja para los servicios secretos británicos contra los soviéticos.
La saga continúa en varios libros posteriores, haciendo guiños a los clásicos literarios y cinematográficos del género.
Stephenie Meyer creó una serie sobre una adolescente llamada Bella Swan y su novio vampiro Edward Cullen; Crepúsculo, iniciada en 2005.
Ellen Schreiber creó otra serie adolescente sobre Raven Madison y su novio Alexander Sterling, también el mismo año.
En el 2008 Claudia Gray inicia la Saga Medianoche que se basa en la relación entre Bianca Olivier y Lucas Ross.
La novela de Peter Watts Blindsight (2006) también ha explorado un origen científico para los vampiros, describiéndolos como una rama evolutiva de la humanidad que no se han convertido en la especie dominante del planeta debido a un obstáculo en su desarrollo que los ha hecho vulnerable a la geometría euclidiana.
La novela se titula ...Si la sfarsit a mai ramas cosmarul (...y al final la pesadilla sobrevivió).
La escritora gallega Emilia Pardo Bazán escribe Vampiro (1901), un relato corto en el que un aristócrata setentón se casa con una joven para recuperar la salud y la juventud perdida, absorbiendo su vitalidad hasta matarla.
Igualmente el abad señala que el mero hecho de ser pagano no era causa suficiente para convertirse en vampiro, pues de lo contrario los romanos y griegos, que adoraban a dioses paganos, se habrían transformado todos en vampiros.
En 1820 el editor Chez Masson publicó en París "Histoire des vampires et des spectres malfaisans: avec un examen du vampirisme" de autor anónimo pero que algunos atribuyen al famoso escritor ocultista francés Collin de Plancy y en el cual se propone una visión racionalista del mito.
Otro rasgo muy extendido e introducido por Stoker es la incapacidad del vampiro para reflejarse en los espejos, que no se encuentra en el folklore.
[10] En las novelas y relatos del siglo XX se aprecia una tendencia hacia una progresiva humanización de los vampiros, y los diversos autores eligen diversos rasgos, desechan otros o inventan algunos nuevos, al mismo tiempo que se desarrollan teorías objetivas para justificar su existencia.
Otros vampiros muestran poderes mágicos que les permiten controlar a los animales, el tiempo atmosférico, o crear ilusiones.
En resumen puede decirse que desde sus encarnaciones como monstruosos cadáveres animados en el folklore popular a partir del siglo XVIII la figura del vampiro va adquiriendo cada vez más rasgos humanos, convirtiéndose poco a poco en un elegante adversario, un antihéroe trágico, o incluso adquirir más emociones y rasgos humanos.
Esta figura folklórica también ha sido introducida en la literatura, aunque en época más reciente, no apareciendo hasta la segunda mitad del siglo XX, y en su mayor parte en cómics.
Entre estas novelas hay trilogías, relatos independientes y series dedicadas a los clanes vampiros del universo de juego.
En estas publicaciones suelen aparecer entrevistas con actores, escritores o personas relacionadas con el género vampírico, noticias, comentarios de películas y libros, etc.
Otras revistas actualmente desaparecidas son 'Crimson' y 'The Velvet Vampyre' (Inglaterra), 'Journal of the Dark' (Estados Unidos de América).