Trece balas tiene lugar en Pensilvania en el año 2003, en un escenario similar al mundo real, donde los vampiros y otras criaturas sobrenaturales son fenómenos raros pero aceptados.
Para transferir la maldición es necesario aceptar la invitación del vampiro a la no muerte y entonces suicidarse para renacer.
Exhiben una velocidad y fuerza superior (lo suficiente para romper una reja de acero con las manos desnudas).
Mientras tengan un suministro de sangre pueden curarse heridas graves, incluyendo daños en el cerebro, en sólo unos segundos.
El vampiro es más débil cuando regurgita sangre -normalmente para alimentar a otro vampiro- y puede potencialmente ser destruido de un solo disparo en ese momento.