El coronel acepta la habitación y parte en compañía de su fiel servidor Adams.
Aunque al principio reticente, el coronel termina reconociendo su curiosidad, algo que irrita sobremanera a Isaac, que insulta al coronel y lo desafía a un duelo.
Isaac se abalanza enfurecido sobre él, pero consigue evitarlo y lo deja bajo la custodia de los marineros.
Sin embargo, en esta ocasión Isaac lo maldice y se apuñala el corazón antes de arrojarse al mar.
Tras gritar de dolor y disparar contra la mujer, que huye por la puerta abierta, el coronel Rowan se desploma, muerto.