Pueden proyectar sobre la mente una ilusión o carmen, un hechizo que les permite hacerse pasar por los difuntos queridos de sus víctimas o rememorar las escenas de su muerte.
Como efectos secundarios de su transformación, los anticuarios son sensibles a la luz del sol, aunque pueden moverse durante el día, desarrollan un ansia de sangre que se convierte en un ansia peligrosa en sus seres queridos y desarrollan una obsesión por el coleccionismo de diversos objetos: libros, monedas, muñecas, plantas...de ahí su nombre de anticuarios.
En una de sus investigaciones, Santiago descubre la existencia de los anticuarios, unas criaturas inmortales perseguidas por una sociedad secreta, y debido a su intervención, quedará contaminado por uno de ellos, el librero Carlos Calisser.
Durante un tiempo Santiago convive con los anticuarios, intenta sobrevivir por su cuenta, pero termina regresando junto a su mentor.
Al mismo tiempo, su antiguo conocido el doctor Balacco y sus secuaces, continúan con la persecución de los anticuarios.