Algunas mujeres que realizan conductas homosexuales pueden rechazar la identidad lésbica por completo, y rehusar definirse a sí mismas como lesbianas o bisexuales.
[17] Según un estudio publicado por la Universidad de Essex en el Reino Unido en la revista Journal of Personality and Social Psychology, las mujeres pueden ser lesbianas o bisexuales, pero muy raras veces son completamente heterosexuales.
Debido a que las mujeres han sido una minoría política en las culturas occidentales, la designación adicional como homosexuales produjo el desarrollo de una identidad subcultural entre las lesbianas.
[28] Entre sus contemporáneas se incluían artistas como Romaine Brooks, que pintaba a las mujeres en su círculo; las escritoras Colette, Djuna Barnes, Gertrude Stein y la novelista Radclyffe Hall.
París también tenía una notable escena lésbica, sobre todo en la zona de Montmartre, que era conocida por ello desde el siglo XIX, Pigalle y Montparnasse.
[55] Esta actitud social produjo comunidades pequeñas muy cerradas y centradas en torno a bares en las grandes ciudades, mientras que en las zonas menos urbanizadas, las lesbianas permanecían aisladas.
Hablar de homosexualidad en cualquier contexto era tabú y las mujeres rara vez discutían el lesbianismo incluso entre ellas; se referían a las personas abiertamente gais como in the Life («en la vida»).
[64] De todas formas, la actividad sexual estaba prohibida y las «licencias azules» (blue discharge) eran casi seguras si una mujer se identificaba como lesbiana.
[93] Muchas lesbianas mayores que habían descubierto su sexualidad en una época más conservadora preferían mantener sus formas de sobrellevar un mundo homófobo.
De la actividad inicial en Buenos Aires, se pasó pronto a colaborar con las feministas en Córdoba, Mendoza y Mar del Plata, e incluso en Tucumán.
Tal como han afirmado las feministas lésbicas, un componente sexual no es necesario para declararse lesbiana si sus principales y más estrechas relaciones son con mujeres.
[133] El hermafroditismo había aparecido en la literatura médica tan a menudo que se consideraba conocimiento común, aunque los casos eran raros.
En Inglaterra estos papeles se llamaban breeches role y fueron empleados con frecuencia por autores teatrales, como Shakespeare en su Noche de reyes (1601) o Edmund Spenser en The Faerie Queene (1590).
En 1746, Henry Fielding escribió un panfleto titulado The Female Husband («El marido femenino»), basado en la vida de Mary Hamilton que se casó con diferentes mujeres en tres ocasiones y fue condenada a latigazos públicos.
[144] Entre los siglos XVII a XIX, estaba de moda que las mujeres expresasen amor apasionado entre sí, siendo este hecho aceptado e incluso fomentado.
[150] Quizás la amistad romántica más conocida en el Reino Unido fuera la que unió a Eleanor Butler y Sarah Ponsonby, llamadas las señoritas de Llangollen.
[157] En Hartford, Connecticut, dos mujeres negras nacidas libres, Addie Brown y Rebecca Primus, dejaron rastros de su amor en cartas: «Ningunos besos como los tuyos».
[217] El contacto oral con los genitales puede conllevar un mayor riesgo de contraer VHS,[218] incluso en mujeres que no hayan tenido ninguna relación sexual previa con varones.
[222][223] Desde que la literatura médica comenzó a describir la homosexualidad, la pauta ha sido frecuentemente intentar encontrar una psicopatología inherente como su causa principal, siguiendo las teorías de Sigmund Freud.
Aunque estos problemas se dan en las lesbianas, el debate sobre sus causas sufrió un cambio al retirarse la homosexualidad del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en 1973.
[263] En décadas recientes han proliferado las escritoras que tocan temas lésbicos como Jeanette Winterson, el mundo fantástico proyectado en los libros de Marion Zimmer Bradley.
[265] Aunque no se atreverán a representar una relación homosexual femenina explícitamente hasta 1929 en la película alemana La caja de Pandora, entre los personajes interpretados por Louise Brooks y Alice Roberts.
Las razones aducidas por los censores para eliminar una escena lésbica en Olivia (película francesa de 1951) fueron que era: «Inmoral, podría inducir a corromper la moral».
[267] La aplicación del código se relajó alrededor de 1961, cuando William Wyler volvió a filmar The children's hour, con Audrey Hepburn y Shirley MacLaine.
[279] Entre las cineastas lesbianas más reconocidas de la actualidad se encuentran Jamie Babbit (But I'm a cheerleader), Patricia Rozema (Cuando cae la noche), Léa Pool (Lost and Delirious), Rose Troche (The L Word) y Barbara Hammer.
Las series médicas han seguido introduciendo personajes y relaciones lésbicas, pero ya no solo entre los pacientes que aparecen esporádicamente, sino también entre el personal de las plantillas sanitarias del reparto permanente.
En la misma, los personajes de Marisa (representada por Carolina Peleritti), y Silvina (Eugenia Tobal), son dos mujeres policía que se descubren lesbianas.
Ganadora del Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon (en seis ocasiones) y el US Open (en cuatro ocasiones), tuvo que hacer pública su orientación forzada por las circunstancias: había mantenido una relación extramarital con su asistente Marilyn Barnett, quien amenazaba con demandarla y publicar las cartas de amor que King le había escrito.
Para King fue un periodo difícil, pues su familia era muy homófoba y estaba muy preocupada por su reacción ante la noticia, que tuvo una gran repercusión en los medios de comunicación.
Su salida del armario le valió mucho respecto, pero paralelamente perdió patrocinadores, que temían las posibles consecuencias comerciales de asociarse a una persona abiertamente homosexual.