Henri fue el primogénito y cuando tenía cuatro años nació su hermano Richard-Constantine, que falleció un año después.[2] En 1884 Toulouse-Lautrec fue a vivir al barrio de Montmartre, donde tuvo vecinos como Edgar Degas.[2] Todo lo relacionado con este mundo, incluida la prostitución, constituyó uno de los temas principales en su obra.A estas las pintaba en su vida cotidiana: mientras se cambiaban, cuando acababan cada servicio o cuando esperaban una inspección médica.Al contrario que los artistas impresionistas, apenas se interesó por el género del paisaje, y prefirió ambientes cerrados, iluminados con luz artificial, que le permitían jugar con los colores y encuadres de forma subjetiva.Al contrario que el incomprendido Vincent van Gogh, Toulouse-Lautrec llegó a vender obras y fue reconocido, si bien su popularidad radicó en sus ilustraciones para revistas y carteles publicitarios más que en la pintura al óleo.Tuvo grandes amigas como la bailarina Jane Avril, a la cual dedicó varios cuadros y carteles.Este mundillo de vicio y extravagancia fue un refugio para Lautrec, quien se sentía rechazado por la nobleza a la que pertenecía por origen.Tenía problemas con el alcohol y además contrajo sífilis, lo que muchas veces derivaba en accesos de locura.