Durante su reunión Ken le enseña a su amigo un banjo que le regaló y que aunque era nuevo ahora parecer tener varios siglos de edad.
Ken se marcha de la reunión sin conocer el final de la historia, pero durante el regreso se pierde y termina en el cementerio del pueblo, donde se encuentra con la mujer más bella que ha visto nunca, y que le pide un anillo que había comprado hacía poco como recuerdo en una tienda de antigüedades.
Ambos comparten una romántica velada y ella le pide que toque música para ella con su banjo, al tiempo que le besa y absorbe su vitalidad.
Al despertar Ken se encuentra en medio de unas antiguas ruinas.
Regresa a los Estados Unidos con problemas de salud, una frialdad gélida que ha invadido su cuerpo y su banjo envejecido.