Bajo la figura del vampiro Baudelaire une los temas el amor y la muerte.
La mujer vampiro es un monstruo erótico, evocando un cuerpo erótico de carne y deseo con connotaciones sexuales como boca de fresa, labios húmedos, etc.
La mujer vampiro desea beber la sangre y la inspiración del poeta.
El amor toma la forma de un culto infernal a la mujer, un sacrificio que no recibe nada a cambio, convirtiéndose en condenación y prisión de quien cae en él.
Los contemporáneos de Baudelaire consideraron que la segunda parte del poema era un castigo al demonio de la voluptuosidad, así como una referencia a la sífilis que marcó la vida del autor y quizás una referencia a una mujer que le rechazó.