[3] A la desorientación existente se suma la dificultad para encontrar una solución para los países y regiones que lo sufren, empezando porque varios autores no consideran el subdesarrollo o la pobreza como un problema sino como el estado natural y primigenio de toda región o colectivo humano.
La Real Academia Española lo define como el atraso de un país o región, que no habría alcanzado determinados niveles (socioeconómicos, culturales).
Con las cifras de renta ya elaboradas solo restaba colocar el listón bajo del cual se puede considerar a un país como subdesarrollado.
Otro caso lo constituyen las monarquías del golfo Pérsico (Terragno, 1994, p. 323) que pueden alcanzar estos índices, pero sus habitantes se ven obligados a trabajar en condiciones muy duras para poder subsistir, incluso con temperaturas “oficiosas” por encima de 50 grados.
A estas debe sumarse la ya esbozada revolución económica, para realizar las ingentes inversiones que necesita toda empresa industrial.
[16][17] Sin embargo, todos los intentos para demostrar una menor inteligencia, eficiencia o laboriosidad de una raza sobre otra han fracasado.
La constatación del error aparecieron ya con la guerra ruso-japonesa en el siglo XX (Losada, 2005, p. 46), donde un ejército no blanco derrotaba a otro caucásico.
Cuando aquellos obstáculos pudieron ser superados, las civilizaciones tecnológicamente más avanzadas consiguieron imponerse con cierta facilidad a las demás y utilizarlas para su propio beneficio.
En otras ocasiones es el propio dirigente quien termina derrocado y sustituido por personas más próximas a las tesis del país que desea controlarlo.
Desde julio de 1947 aquel programa sería conocido como Plan Marshall y constituyó un éxito notable por su empuje decisivo a la reconstrucción europea (Moyo, 2009, p. 35).
Pese a darse más en unos países que en otros, también suele apreciarse la falta de una conciencia nacional fuerte (Ndongo, 2007, p. 90) con casos como el tribalismo en África.
[31] Todos ellos, en sus distintos grados, son factores que llevan al poco aprovechamiento de los recursos humanos y naturales, generalmente muy abundantes.
Sin embargo, Senegal, con unas capacidades parecidas aunque no iguales, cuenta con una deuda externa considerable y ha vivido una guerra en la región de la Casamance por la distribución del mismo recursos, entre otras causas.
Este autor afirmaba que de niño iba siempre descalzo y nunca necesitó investigar ni fabricar algo parecido al calzado, como sí resulta imprescindible en climas templados.
Aún con esas excepciones, es opinión casi unánime que un clima estable y generoso en recursos es un freno al avance material de una cultura.
Sin embargo, las muertes por hambre no suelen ser tan numerosas como su repercusión en los medios de comunicación nos haría pensar.
Grandes hambrunas pueden acaecer en Níger,[38] determinadas zonas del Cuerno de África y otras áreas azotadas por la desertización, pero no son un fenómeno generalizado en el Planeta.
[nota 9] Por tanto, las hambrunas son más bien una consecuencia de las dos causas anteriores, guerras e inestabilidad política y social, que del subdesarrollo en sí mismo.
La ya citada diarrea provoca numerosos casos de muerte por deshidratación en lugares como África, donde el agua potable es muy escasa.
Estos países temen los problemas que trae la emigración incontrolada como desarraigo, hacinamiento, prostitución, narcotráfico o inseguridad ciudadana; especialmente ante la percepción de no poder ocupar, alimentar y atender a toda esa marea humana.
The Fund for Peace lleva varios años realizando listas anuales sobre la estabilidad política y social del mundo, en el informe de 2011 aparecían 177 países.
Es el caso de Japón, país que logró abandonar los usos y costumbres feudales para incorporarse, en unas décadas, a la Segunda Revolución Industrial.
Pocas discrepancias existen en este punto, pues los cuatro apartados anteriores no pueden realizarse, o muy difícilmente, sin el acceso a la energía necesaria (González, 2009).
SegúnUrieta Vaquerizo (2004, p. 13) este intento perseguía lograr un mejor reparto del empleo, la riqueza y contribuir a fomentar el desarrollo de las provincias.
Dicha pretensión ya se formuló tras la independencia de países como Perú y ha tenido varios intentos sucesivos, en su mayoría impedidos por la hiperinflación o el terrorismo.
Sin embargo, en el ya citado caso de Perú, esta iniciativa parece haber fracasado, entre otros factores porque la inversión privada siguió concentrándose en la Capital, teniendo a las provincias como meras proveedoras de materias primas (Urieta Vaquerizo, 2004, p. 16-17), con lo que no se ha detenido el desplazamiento hacia la principal ciudad del país.
En esa operación, continúa relatando el autor, miles de personas fueron asesinadas o sufrieron violaciones y mutilaciones en manos, pies, labios... por los soldados del FRU.
[nota 27] La concesión de un microcrédito se consigue si el emprendedor demuestra que sus vecinos la aceptan y acudirán a él para satisfacer sus demandas, más aún si hay otros solicitantes vecinos suyos a la espera de microcréditos, los cuales se esforzarán para que prospere la iniciativa y, así, ver ellos aprobadas después su solicitud (Yunus, 2007).
En numerosas ocasiones naciones firmantes y/o participantes en dichas declaraciones se han visto involucradas en ventas de armas incontroladas, como Bolivia.
Para ilustrar esta falta de acuerdo entre los expertos basta revisar las muy diferentes soluciones por las que apuestan autores como Paul Wolfowitz, James D. Wolfensohn o Lewis T. Preston, por citar tres directivos del Banco Mundial.
> 0,900 0,850–0,899 0,800–0,849 0,750–0,799 0,700–0,749 | 0,650–0,699 0,600–0,649 0,550–0,599 0,500–0,549 0,450–0,499 | 0,400–0,449 0,350–0,399 0,300–0,349 < 0,300 Sin datos |