Hay muchos despoblados en países de todo el mundo, cuyo origen no ha quedado claro, tal como lo señala el geógrafo George F. Carter[8] al criticar la teoría del determinismo ambiental planteada por Ellsworth Huntington a comienzos del siglo XX:[9]
Huntington sostiene en este libro la tesis de que las civilizaciones se localizan sobre la superficie terrestre en función del clima, siendo las más avanzadas las que se localizan donde más beneficioso o estimulante es el clima.
Como consecuencia derivada es que el acceso a servicios públicos, como educación, sanidad y seguros sociales es deficiente en las zonas más afectadas por el problema de la despoblación.
No es ajeno a este hecho que la instalación de nuevas empresas se vea dificultado y por lo tanto contribuya aún más a las dificultades de desarrollo territorial.
Asimismo, actualmente se discute si la despoblación del campo europeo podría traer consecuencias nefastas tanto para los emigrantes de zonas rurales como para los habitantes de las urbes que los recibirían; pues los gobiernos temen que las ciudades actuales no puedan dar trabajo a la población emigrada del campo.
No coinciden necesariamente con los desiertos climatológicos, cuya definición es propia de la geografía física.
El historiador Claudio Sánchez-Albornoz acuñó la expresión "desierto del Duero" para describir su hipótesis sobre la despoblación de la Meseta Norte durante el siglo VIII y su repoblación posterior.
Su despoblación pudo ser causada por factores físicos, como fue el caso del Sahara hace unos seis mil años;[16] o humanos, como fue el caso de grandes zonas de América en los siglos XVI y XVII.