Dentro de los recursos naturales no renovables los más importantes son los combustibles (carbón, petróleo) y los minerales.
Los alimentos que ingerimos deben considerarse como bienes de consumo y no tanto como recursos: los recursos serían los elementos que se han utilizado para producir esos alimentos (suelos, agua, aire, flora, fauna).
En este proceso dos materiales inórganicos, agua y anhidrido carbónico se combinan usando la energía solar para dar glucosa, con desprendimiento de oxígeno, según la fórmula: 6 CO2 + 6 H2O → C6H12O6 + 6 O2.
Al respecto conviene recordar las palabras de Paul y Anne Ehrlich quienes señalan que debe considerarse sobrepoblada a una región cuyos habitantes estén manteniéndose a base del consumo acelerado de recursos no renovables, o si la población está causando graves daños al medio para cubrir sus necesidades primordiales ([2]) Cuando comparamos la densidad de población de un país o lugar determinados con la base de los recursos existentes en el mismo pueden darse tres casos: recursos abundantes con relación a la población, población excesiva para los recursos existentes y un estado intermedio en el que los recursos y la población existentes están casi equilibradas.
Surgen así los conceptos de subpoblación, superpoblación y población óptima, respectivamente, conceptos ampliamente utilizados hace varias décadas pero que han dejado de tener vigencia porque el desarrollo tecnológico puede alterar positiva y rápidamente esa ecuación.