Isabel de Portugal, reina de Castilla

En su época se consideró que sufría enajenación mental, y aunque en el siglo  XXI se le siga atribuyendo la locura en la cultura popular,[5]​ parece que los síntomas que presentaba se pueden asignar en la medicina moderna al diagnóstico de depresión postparto.[6]​ Se desconoce su fecha y lugar de nacimiento, y únicamente se sabe que nació en el año 1428 en algún lugar del Reino de Portugal.[8]​ Luna y el infante portugués estaban desarrollando una alianza política contra el partido aragonés, y vieron en Isabel de Portugal una candidata idónea para ello.Podría regresar a Portugal y casar de nuevo, sin renunciar a las rentas vitalicias que se le asignaban, ni a los 3 millones de maravedís que le entregaba la corona de Castilla al contraer matrimonio.Además, se le concedía total libertad para el gobierno y servicio de su propia casa.[32]​ Uno de los testigos del enlace fue el marqués de Santillana,[33]​ que en su obra poética dedicó a la reina una canción que comienza «Dios vos faga virtuosa, Reina bien aventurada, quanto vos fizo fermosa», en la que cita al pintor Giotto.[38]​ Junto a su marido Gutierre Velázquez de Cuéllar (1430-1492), terminarían gobernando su casa hasta su muerte.Los síntomas que manifestaba están diagnosticados en la medicina moderna como depresión postparto.[E]​ Respecto al trato personal con su marido, las crónicas reflejan una gran relación marital,[47]​ y pudo encontrar en ella la belleza y el amor que no tuvo de María de Aragón.[59]​ Aunque tradicionalmente se ha considerado que vivió recluida en Arévalo sin ninguna actividad, la documentación histórica demuestra que desde allí se dedicó a la gestión de sus estados, y cuando le fue permitido, a la educación de sus hijos,[52]​ tarea en la que también contribuyó su madre.[47]​[18]​ Los acontecimientos que tuvieron lugar en los años sucesivos perturbaron aún más su salud mental.En 1465 falleció su madre, y en 1468 tuvo que enfrentarse a la de su hijo Alfonso, con apenas quince años.Frente al considerable agravio que supuso para ella, abandonó la villa y se trasladó a Madrigal.[56]​ Durante la última etapa de su vida continuó mostrando problemas mentales, pero la documentación demuestra que fue consciente y capaz en la gestión de su casa y señoríos, controlada por los Reyes Católicos, quienes la visitaban con frecuencia, y su hija Isabel se encargaba de servirla personalmente en esos encuentros.Aunque no existen noticias al respecto, es posible que ambas hubiesen participado en la Farsa de Ávila, en la que el infante Alfonso, con doce años, fue proclamado rey.[71]​ Sus honras funerarias se celebraron con gran fastuosidad,[72]​[73]​ y fue enterrada en san Francisco de Arévalo,[74]​ decisión tomada con anterioridad por el contador Juan Velázquez de Cuéllar.[95]​ Isabel utilizó, al igual que su marido, la divisa del Ristre, creada por Álvaro de Luna en 1428 como símbolo antiaragonista.
Detalle del retablo mayor de la Cartuja de Miraflores . Aparece representada la reina Isabel de Portugal en actitud orante, acompañada de su patrona, santa Isabel y su hijo san Juan Bautista . Sobre ella, dos ángeles sostienen su escudo, en el que aparecen las armas de Castilla y León, y de Portugal. En el lado del Evangelio se encuentra la efigie de su marido, el rey Juan II, acompañado del apóstol Santiago . [ 1 ]
La demencia de Isabel de Portugal . Cuadro atribuido al pintor barcelonés Pelegrín Clavé , en el que se muestra a la reina viuda de Castilla, Isabel de Portugal y Braganza, siendo víctima de uno de sus ataques de demencia. A su lado se encuentran su hijo menor, Alfonso de Castilla (izquierda) y su hija mayor, la futura reina Isabel la Católica (derecha) junto con otros personajes de la pequeña corte que acompañaba a la familia en su exilio.
Detalle del escudo de Isabel de Portugal en el retablo de la cartuja, en el que se representan las armas de Castilla, de León y de Portugal.
Detalle de la cabeza de Isabel de Portugal en su sepulcro.