En 1486, la reina Isabel la Católica aprobó el proyecto que había realizado el escultor Gil de Siloe para ambos sepulcros, aunque hasta tres años después, en 1489, no comenzaron las obras.
Las pilastras están adornadas con imágenes de apóstoles y santos, y están rematadas por un relieve que representa la Anunciación.Bajo el arco está colocada la estatua orante que representa al infante Alfonso de Castilla.
El infante lleva un gorro de pieles colgado a la espalda, adornado con perlas y pedrería,[9] y su rostro, que sugiere una edad superior a la que tenía el infante en el momento de su muerte, muestra cierta inexpresividad, aunque está representado en postura devota, con las manos unidas ante el pecho en actitud orante, y con la mirada dirigida hacia el altar mayor de la iglesia.
[10] El infante aparece arrodillado sobre un cojín abundantemente adornado, ante un reclinatorio cubierto con una tela de rica textura, similar a la del traje que viste la figura.
Sobre el reclinatorio está colocado un almohadón que sostiene el gorro del infante y un devocionario o libro de horas abierto.