[4] Esos números, sin embargo, no cuentan a otras comunidades indígenas que por distintos motivos no están aun registradas o en contacto con los organismos nacionales o provinciales, por lo que a cada actualización trimestral de los datos los números han ido en aumento, e incluso se han producido en los últimos años nuevos autorreconocimientos de pueblos indígenas.Estos pueblos, comunidades, familias o individuos son identificados en Argentina como indígenas, aborígenes u originarios, términos que progresivamente van desplazado al de indios, que, aunque de uso coloquial generalizado, va adquiriendo un sentido peyorativo o discriminativo.[12] Con posterioridad se formaron tres ecorregiones indígenas con diferencias muy marcadas: en el cuadrante del noroeste andino se establecieron culturas agroalfareras emparentadas con la civilización andina y una parte de ellas llegó a formar parte del Imperio incaico; en el cuadrante nordeste se establecieron culturas agroalfareras relacionadas con la familia lingüística tupí-guaraní; en la pampeana centro y la Patagonia se establecieron culturas nómadas que no tenían una etnogénesis común, ya que pertenecían y pertenecen a familias lingüísticas diversas.Durante la conquista europea las culturas indígenas que habitaban el actual territorio argentino experimentaron destinos diversos.El resto del extenso territorio tuvo una densidad demográfica inferior a menos de un habitante por kilómetro cuadrado.Estas "guerras contra el indio" tuvieron su punto más alto en la llamada Conquista del Desierto de 1880 en la que fueron derrotados los pueblos mapuche, ranquel y tehuelche, y le permitieron al Estado argentino controlar efectivamente amplios territorios.Todas las culturas indígenas han sido afectadas por un proceso deliberado de invisibilización, promovido desde el Estado, desde la segunda mitad del siglo XIX.Estos primeros habitantes del territorio argentino cazaban milodones e hippidiones[18] (caballos sudamericanos que desaparecieron hace 10 000 años), además de guanacos, llamas y ñandúes.[20] En tal situación se encontraban entonces los pueblos a los que los invasores guaraníes llamaron peyorativamente guaicurúes ―los pámpidos qom a lo largo del siglo XX más conocidos entre los alófonos como tobas (el segundo es un nombre peyorativo de origen guaraní que significa ‘frentudos’)―, mokoit (mocovíes), abipones, malbalas, nivaclés (o chulupíes o chunupíes), pilagaes y charrúas.Quizás devenidos de ándidos, pámpidos y amazónidos se cuentan a los que los invasores incas apodaron peyorativamente matacos ―los wichís―, vilelas, kaigangs, mocoretaes, timbúes, chanaes y querandíes -estos últimos también pámpidos aunque con nombre más conocido por el que le dieron los guaraníes-.Hacia fines del siglo XV la región se conmovió por la invasión de un pueblo amazónido que se expandía debido a su intrínseca fuerte presión demográfica facilitada por la incipiente e intensiva horticultura de la mandioca y el maíz.También criaban animales como la llama que les servían para comerciar con otros grupos indígenas.El resto no censado fue estimado en 89 706 personas, por lo que el resultado total fue de 165 381 indígenas en todo el país.La cédula censal incorporó una pregunta destinada a detectar hogares con al menos una persona que se reconozca perteneciente o descendiente de un pueblo indígena: ¿Existe en este hogar alguna persona que se reconozca descendiente o perteneciente a un pueblo indígena?Según los resultados, un 2.8 % de los hogares argentinos tenía al menos un integrante que se reconoció perteneciente a un pueblo indígena.(***) Incluye, entre otros, los casos registrados con las siguientes denominaciones: abaucán, abipón, ansilta, chaná, inca, maimará, minuán, ocloya, olongasta, pituil, pular, shagan, tape, tilcara, tilián y vilela.Las preguntas incorporadas a los formularios censales generaron pedidos de reformulación por parte de asociaciones indígenas que objetaron que los censistas debieron escribir el nombre de los pueblos indígenas, con lo cual se podrían generar errores estadísticos (por ejemplo para pueblos con nombres parecidos como chanés y chanás, o diversos nombres para un mismo pueblo).En el presente en las comunidades indígenas argentinas solo mantienen algún grado de vitalidad las siguientes 9 lenguas: wichí, toba, guaraní, chorote, pilagá, quechua, nivaclé, mocoví y mapuche.Eulogio Frites, integrante de la etnia kolla que había peregrinado hasta Buenos Aires en 1946 junto a su padre, sería designado presidente del Centro Indígena creado hacia 1968.Estas posiciones más combativas, se habían afirmado en 1969 en los congresos indigenistas de Tartagal y Zapala.En 1970 se constituyó la Confederación Indígena Neuquina, con apoyo del gobierno provincial, terratenientes y fuerzas armadas.Se desplazó a los dirigentes más combativos y la conducción quedó en manos de una burocracia local que respaldaba el gobierno del gobernador Felipe Sapag.A pesar del abierto boicot de algunos gobiernos provinciales y los delegados neuquinos oficialistas, los combativos provocaron un vuelco en las resoluciones.En 1975 se produjo un repliegue general del movimiento indígena nacional, que afectó inclusive las experiencias cooperativas comunales.En 1986 ganó la conducción de AIRA una fracción encabezada por Rogelio Guanuco, autodefinida como diaguita-calchaquí para diferenciarse étnicamente, que anteriormente había integrado el Movimiento Indio Nacional Justicialista (MINJU).Por su parte, Fausto Durán, secretario general del Movimiento Indio Peronista (MIPRA) manifestó en 1989, que la AIRA ya no servía como organismo porque era irrepresentativo, un sello, aunque contradictoriamente reivindicaba su trayectoria primera de lucha.Durante 2005 se realizaron asambleas comunitarias que eligieron los primeros 80 representantes (un titular y un suplente por pueblo en cada provincia).[80] Para renovar los representantes al CPI durante 2008 y 2009 se realizaron 41 asambleas comunitarias en 17 provincias: Buenos Aires, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Salta, San Juan, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán, Neuquén, Tierra del Fuego, Misiones y Río Negro.Para junio de 2015 se habían relevado 647 comunidades indígenas y 6 999 443 hectáreas, lo que equivalía a un 67% del total estimado.En los censos poblacionales se registraron descendientes de algunos pueblos que aún no se han organizado en comunidades ni asociaciones o que no han sido registradas ni relevadas:[99] Otras personas se autorreconocieron en el censo 2022 como descendientes de los siguientes pueblos: guarayo, chono o wayteka, mak'a, alakaluf o kawésqar y ansilta.
Familia argentina indígena de la localidad de
Cachi
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Salta
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Mapa de las migraciones humanas fuera de África, versión de Naruya Saitou y Masatoshi Nei (2002 del Instituto Nacional de la Genética del Japón
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que coincide con la versión de Göran Burenhult (2000).
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