Momias de Llullaillaco

Se cree que fue un sacrificio, ya que "La Doncella" estaba vestida con un vestido marrón claro ajustado en la cintura por una faja con dibujos geométricos donde combinan colores claros y oscuros con sus bordes rojos.

Entre 1983 y 1985, el antropólogo estadounidense Johan Reinhard se dedica a estudiar todos los sitios arqueológicos descubiertos en el volcán.

[6]​ En este lugar permanecieron hasta 2004, fecha en que se creó el MAAM, institución destinada a su guarda definitiva.

[7]​ Dadas las diferentes metodologías que requiere la conservación del tesoro del Llullaillaco, se hizo indispensable contar con dos laboratorios al momento de concebir el museo: En uno se conservan los niños y en el otro los elementos componentes de su ajuar.

Entre los problemas que surgieron durante esta etapa estaba el del acrílico a utilizar, ya que el material empleado debe soportar considerable presión, permitir buena visibilidad, y filtrar la radiación UV.

Dadas estas limitaciones, se decidió utilizar un acrílico de 12 milímetros conocido como metacrilato.

[11]​ El complejo arqueológico del Llullaillaco comprende diversos sitios asociados a un camino, distribuidos desde la base de la montaña hasta su cima.

En la cima secundaria, a 6730 m s. n. m. (22 080 pies), se localiza un conjunto arquitectónico conformado por dos recintos conocidos como «chozas dobles», una estructura semicircular abierta o «paraviento» y un tramo de camino que conduce a una estructura rectangular o plataforma ceremonial.

Esta última contenía a los tres niños y objetos de su ajuar mortuorio.

[3]​ La plataforma ceremonial mide 10 x 6 m. y se encuentra a 6715 m s. n. m. (22 030 pies), ubicada en un promontorio muy visible desde la cumbre, afianzada por muros de contención.

En la plataforma se hallaron las tres tumbas, cavadas en la roca madre, a una profundidad de entre 1,5 y 2 metros.

[3]​ Las réplicas en pequeña escala del mundo real que los acompañan no se resumían a sólo pequeñas estatuillas, sino que incluían también textiles, tocados de plumas, etc. con todos sus detalles en miniatura.

[3]​ Las ofrendas que forman el ajuar están confeccionadas con materiales provenientes de diferentes lugares del imperio Inca.

[3]​ Atrae especialmente la atención en su ajuar una serie de estatuillas que representan llamas en miniatura confeccionadas en oro, plata y spondylus, conducida por hombres finamente vestidos.

[3]​ En el mundo andino los camélidos poseían una importancia fundamental para el desarrollo de diversas actividades, especialmente en la economía; significaban alimento, transporte, y su lana proveía la materia prima para confeccionar los más variados textiles del Incanato.

La principal función de los rebaños era acompañar a los ejércitos para servir como porteadores o alimento.

También eran innumerables las llamas destinadas como ofrendas en los diversos rituales y festividades del mundo Incaico.

[3]​ En 2004 un estudio a la momia realizado por la británica Angelique Corthals encontró una mezcla de sangre y saliva en un paño que se encuentra en el cuello del niño.

Esto comprobó que recibió cuidados especiales en el trayecto del Cuzco al Llullaillaco.

[15]​ Su ajuar incluía objetos de cerámica de formas y estilo incaico, un aríbalo —vasija cerámica—, jarrito, platos ornitomorfos; elementos textiles tales como chuspas fajas arrolladas y una pequeña wincha para el cabello.

[13]​[12]​ Entre otros objetos que acompañaban a «la doncella» se destaca una estatuilla femenina confeccionada con láminas de plata, su vestimenta miniaturizada consiste en acsu, una túnica que envuelve el cuerpo, sujeta por una faja llamada chumpi, y una manta conocida como lliclla que cubre los hombros y espalda, ambas unidas por tupus, alfileres de plata, representando la vestimenta típica de las mujeres.

Como sinónimo de belleza y jerarquía, su cráneo fue intencionalmente modificado, teniendo una forma cónica.

Las investigaciones, basadas en el análisis de ADN, han determinado que no existía parentesco entre los tres.

En la política de los museos se debe establecer claramente el procedimiento para responder a esas peticiones».

[19]​ Para el arqueólogo Christian Vitry, esta investigación ayudó a entender mejor el contexto de los rituales que se realizaban en los cerros hace 500 años y más.

Según la creencia Inca, los niños ofrendados no morían, sino que se reunían con sus antepasados, quienes observaban las aldeas desde las cumbres de las altas montañas.

En el mismo sentido, un informe generado por el director Miguel Xamena; el responsable del diseño del sistema de criopreservación del MAAM, el ingeniero Mario Bernaski y por el propio Almonacid, reporta que «después de diez años el impacto natural por los cambios no ha sido tan grave» aunque estudios recientemente publicados apuntan a lo contrario.

"La Doncella". Uno de los tres niños que se encontraron congelados ( liofilizado ) como ofrenda inca en la cima del Volcán Llullaillaco .
Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta , lugar que resguarda las momias incas.
Chozas dobles y paraviento en la cima secundaria
Uno de los objetos del ajuar, en el cual se puede apreciar el excelente estado de conservación.
Keros de madera con decoración incisa
Archivo:Chinchaysuyo.jpg
Ceremonia de Capac cocha a la huaca Pacha Camac (creador del universo) de los Chinchaysuyos