Lo que se sabe de su vida está envuelto por la leyenda, y no hay consenso entre los académicos modernos respecto a su educación o influencias.Los historiadores clásicos debaten si Pitágoras hizo realmente estos descubrimientos, y muchos de los logros que se le atribuyen probablemente se originaron antes o fueron realizados por colegas o sucesores suyos.El pitagorismo formuló principios que influyeron tanto en Platón como en Aristóteles y, de manera más general, en el posterior desarrollo de la matemática y en la filosofía racional en Occidente.Los académicos debaten si Pitágoras desarrolló las enseñanzas numerológicas y musicales que se le atribuyen, o si esas enseñanzas fueron desarrolladas por sus seguidores posteriores, en particular Filolao de Crotona.Diógenes es más objetivo, mientras que Porfirio y Jámblico guardan poco rigor histórico.Aristóteles habría escrito un trabajo aparte,[9] pero no se conserva; sus discípulos Dicearco de Mesina, Aristóxeno y Heráclides Póntico son, así de tardíos como resultan, las mejores fuentes en que se basan Porfirio y Jámblico.Las que se encuentran en Aristóteles, aparentemente más fidedignas, enmascaran una gran parte de reinterpretación.[nota 5] Con este fin habría visitado no solo Egipto, sino también Arabia, Fenicia, Babilonia e incluso la India.El paso de Pitágoras por Egipto puede ser visto como más que probable; Polícrates había establecido una alianza y existían fuertes lazos entre la isla de Samos y Egipto en ese momento.Allí, se asociaría con los «magies», instruyéndose en sus ritos sagrados y los «cultos mistéricos de los dioses», así como las ciencias matemáticas cultivadas por los babilonios.No existe ninguna certeza acerca del tiempo que Pitágoras pasó en Egipto o en Oriente, ni de sus vicisitudes en Samos u otras ciudades griegas antes de su llegada a Italia.Sin embargo, es difícil determinar hasta qué punto Pitágoras es tributario de los sacerdotes egipcios, o siquiera si les debe algo del todo; estas características solo exhiben lo que fácilmente podría haber sido desarrollado por una mente griega expuesta a las influencias ordinarias de su tiempo.Unas fuentes indican que murió en 532 a. C., pero realmente, en 508 a. C. la Sociedad Pitagórica de Crotona fue violentamente atacada y Pitágoras escapó a Metaponto, lugar donde terminaría sus días (algunos autores afirman que se dejó morir de hambre).Cilón decidió tomar venganza y juró perseguir a los pitagóricos hasta el último hombre.Ciertamente, la Sociedad Pitagórica prosperó por muchos años después de este acontecimiento y se propagó a otras ciudades italianas.Pitágoras fundó una escuela filosófica y religiosa en Crotona, al sur de Italia, que tuvo numerosos seguidores.Aquellos que no pertenecían al núcleo duro del grupo, eran llamados acusmáticos (akousmatikoi).Estos vivían en sus propias casas, se les permitía tener posesiones personales y no se les imponía el vegetarianismo; solo asistían como oyentes durante el día.Según Krische,[7] las mujeres pertenecían a este grupo; no obstante, muchas pitagóricas fueron después reconocidas filósofas y matemáticas.Tenían, al parecer, símbolos convencionales establecidos, que les permitían identificarse como miembros de la hermandad aún sin haberse visto anteriormente.[nota 7] Escuelas similares se abrieron en Síbari, Metaponto, Tarento y otras ciudades de la Magna Grecia.[12] La filosofía de Pitágoras guarda estrecha relación con la Escuela jónica, en cuanto a que busca resolver por medio de un principio primordial el origen y la constitución del universo visto como un todo.[13] Esta es la tradición que se encuentra por ejemplo en Sexto Empírico (siglo II d. C.) o en Aecio.[20] Diógenes Laercio le atribuye la invención del monocordio, un instrumento musical de una sola cuerda.Ilustra la ley según la cual «la altura del sonido es inversamente proporcional a la longitud de la cuerda».[27] Los cuerpos celestes en su movimiento no podían no ocasionar un cierto sonido o incluso notas, dependiendo de sus distancias y velocidades, determinadas por las leyes de los intervalos armónicos (musicales), las notas en conjunto formaban una escala musical regular o armoniosa; «esta música no la podemos oír, ya sea porque siempre hemos estado acostumbrados a ella y no la podemos distinguir, o porque el sonido es tan potente que escapa a nuestras capacidades auditivas» (Aristóteles, Porfirio).[30] El número diez era especialmente valorado, por ser la suma de los primeros cuatro enteros [1 + 2 + 3 + 4 = 10], los cuales se pueden disponer en forma de triángulo perfecto: la «tetraktys», un triángulo formado por puntos (o cualquier objeto) que es equilátero, es decir, los tres lados tienen la misma longitud, que es el número de puntos: en este caso, cuatro.. Para los pitagóricos, «las cosas son números»,[14] y observaban esta relación en el cosmos, la astronomía o la música.Aristóteles testimonia que, todavía en su época (siglo IV a. C.), Pitágoras era venerado en Italia, habiéndose convertido la casa de Metaponto donde se reunían sus seguidores en un templo dedicado a Deméter (donde podría haber recibido culto el propio Pitágoras después de su muerte).Dicho lugar fue también visitado por Cicerón en el siglo I a. C., tal y como narra en De finibus.[36] Las instituciones pitagóricas no intentaban sustraer al individuo de sus actividades sociales o políticas, dedicándose a la contemplación religiosa o filosófica exclusivamente, más bien proclamaban la calma y un elevado tono de carácter; para los pitagóricos «la vida debía exhibir tanto en lo personal como en lo social, una reflexión sobre el orden y la armonía del universo».