Al cabo de unos meses, se produce una sublevación militar cuyo fracaso inicia la guerra civil española.Azaña, sin embargo, dejó claro que, tras la guerra, no había vuelta posible a España.Su padre era Esteban Azaña Catarinéu, propietario, y su madre María Josefina Díaz-Gallo Muguruza, ama de casa.Allí, con una constante sensación de soledad, realizaría sus primeras lecturas, gracias a los distintos libros acumulados por su abuelo Gregorio:Durante el curso 1897-1898 editó junto a unos amigos la revista Brisas del Henares, en la que publicó diversas crónicas locales.Además de revitalizar su biblioteca, Azaña consiguió aclarar determinadas cuestiones económicas que asediaban a la institución.Así, el mismo semanario España publicó un manifiesto redactado por una llamada Liga Antigermanófila, que Azaña firmó.Azaña ideó, pues, una acción republicana en la que fuesen de la mano el proletariado y la burguesía liberal.En 1927 publicó El jardín de los frailes, narración con componentes autobiográficos, que fue bien recibida por la crítica en general.Al tiempo, con el auspicio de Miguel Maura se consiguió formar una Derecha Liberal Republicana con jóvenes ex monárquicos.A continuación, Azaña presentó la dimisión del gobierno ante Alcalá Zamora y dejó en sus manos la solución de la crisis.Aunque el golpe resultó más complicado en Sevilla, la resolución favorable al gobierno terminó por reforzar a este.Con todo, recordó, una vez más, que los destinos de Cataluña y España estaban unidos en la República.Azaña, en distintas declaraciones públicas, se mostró muy crítico con las aspiraciones de la CEDA a gobernar, en tanto no mostrasen su fidelidad a la República, pues no aceptaba el que, por un lado, se hiciesen con el poder a través de los votos y que, por otro, y según él, tuviesen la pretensión de terminar con ese mismo sistema que se lo había posibilitado.Fundamentalmente, expresó su queja porque la política hubiese caído en manos de pandillas políticas y expuso que la situación solo tenía dos posibles vías de escape, ligadas a su nueva ascensión a la presidencia del gobierno: el sufragio o la revolución.Eludió explícitamente la vía electoral, por suponer una derrota segura ante el centro-derecha dada la extrema división de la izquierda; en cuanto a la revolución, recordó, una vez más, que no se podría consentir un derribo del régimen republicano desde dentro.Martínez Barrio llegó a hablar con algunos de los generales sublevados (Cabanellas y Mola), pero no hubo vuelta atrás.Como resultado de todo, al día siguiente Azaña se planteó dimitir, aunque Ángel Ossorio y Gallardo le ayudó finalmente a reconsiderar su intención.Por lo demás, un nuevo problema se hizo visible en España: la indisciplina, la fragmentación del poder y las ansias de revancha.Giral recomendó un gobierno que, por su influencia en el pueblo, incluyese al sindicalismo; Azaña, a pesar de considerar a los sindicatos como los principales responsables del caos, terminó por aceptar al líder de la UGT, Largo Caballero, como presidente del gobierno.El nuevo gobierno de coalición estaba formado por socialistas, republicanos, comunistas y un miembro del PNV.Aunque se esperaba que el sustituto fuese Indalecio Prieto, Azaña optó por Juan Negrín al no fiarse de los altibajos anímicos del primero[55] y por parecerle este más apto para dirigir un gobierno de coalición, dadas sus relaciones correctas con todas las fuerzas políticas.Azaña pensó en sustituir a Negrín al frente del gobierno, amparándose en las críticas que recibía por su relación con los comunistas, que había provocado en parte la salida de Prieto del gobierno, y la situación de la guerra en general.Desde allí, le confirmó al embajador en Francia, Marcelino Pascua, que llegaría el día 8 a París, donde estaría varios días.Los médicos, sin embargo, descubrieron una gravísima afección aórtica con considerable dilatación del corazón y varios problemas en el sistema cardiaco.En las semanas siguientes, la presión del nuevo régimen provocó los primeros movimientos para que los exiliados buscasen la salida hacia México y otros destinos seguros.El 19 de junio Negrín se desplazó en coche e invitó personalmente a Azaña y su familia, incluidos su mujer y su cuñado, a escapar desde Burdeos en un barco mercante hacia Gran Bretaña (cuyo embarque estaba inicialmente fijado para la madrugada del día siguiente).Según el testimonio del secretario particular de Azaña, Negrín fue la única persona que se interesó en aquellas circunstancias por el destino del expresidente republicano, quien quedó conmovido por la visita: «Ya ha hecho usted con venir, más que muchos amigos».Allí se instaló en un pequeño piso del doctor Cave, que había sido alquilado como refugio de exiliados españoles.[80] Para rendir homenaje, se realizó una ofrenda floral y se descubrió una placa con la leyenda «El Gobierno de España, con motivo del 80 aniversario del exilio republicano español, rinde homenaje a D. Manuel Azaña, presidente de la II República, fallecido en el exilio».
Esteban Azaña
y sus hijos Gregorio y Manuel en la Fuente del Juncal de Alcalá de Henares en 1889.
Redacción de la revista
Brisas del Henares
(1897).
Cabecera de
La Avispa
, periódico publicado en Alcalá de Henares en 1910.
«El problema español» conferencia pronunciada el 4 de febrero de 1911 en la Casa del Pueblo de
Alcalá de Henares
.
Bandera de la Segunda República Española
Manuel Azaña reunido con un grupo de militares, entre los que se encuentra
Francisco Franco
(a la derecha).
Azaña en 1932.
Gabinete del gobierno de Azaña, fotografiado en 1936.
Estandarte presidencial de Manuel Azaña.
Manuel Azaña y
Juan Negrín
a las afueras de
Barcelona
en 1937, en aquel momento sede del Gobierno de la República Española.
Azaña pronuncia su discurso del 18 de julio de 1937 en el paraninfo de la Universidad de Valencia.
Manuel Azaña (acompañado de Juan Negrín y del
general Miaja
) pasa revista a las tropas acuarteladas en
Alcalá de Henares
, en noviembre de 1937.
Tumba de Manuel Azaña en el cementerio urbano de
Montauban
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