Separación del cristianismo primitivo y el judaísmo rabínico

La construcción de ambas religiones como mutuamente excluyentes sería iniciada por los heresiologistas judíos proto-rabínicos y cristianos proto-ortodoxos.

En 200 a. C., Israel y Judea fueron conquistados por los seléucidas, los descendientes de otro general griego que gobernaba Siria.

El cautiverio babilónico tuvo grandes efectos sobre la cultura judía: la antigua religión israelita llegó a su fin y dio paso de forma definitiva al monoteísmo judío.

Las ideas mesiánicas se desarrollaron tanto por nuevas interpretaciones (pésher, midrash) de las Escrituras judías como por revelaciones visionarias.

No hay textos judíos anteriores al siglo II a. C. que mencionen explícitamente a un líder mesiánico, aunque algunos términos apuntan en esta dirección y otros (como el «Siervo sufriente» de Isaías 53) fueron posteriormente reinterpretados como tales.

El rechazo a las potencias extranjeras que gobernaron Judea contribuyó (pero no fue la única causa) al surgimiento del género apocalíptico.

El Apocalipsis Animal (c. 160 a. C.) fue el primer texto en hacer referencia a un líder mesiánico del tiempo del fin; pero después de ese tiempo, solo algunos apocalipsis (y algunos textos no apocalípticos con enseñanzas apocalípticas o escatológicas) se refieren a un líder mesiánico.

Durante el período del Segundo Templo se desarrolló una diversidad de creencias sobre la resurrección.

Parece que existen referencias dentro los textos del Mar Muerto a alguna forma de resurrección en 4Q521, Pseudo-Ezequiel y 4QInstruction.

Los saduceos no creían en la resurrección, siguiendo una interpretación bastante estricta y conservadora del Antiguo Testamento, negando cualquier vida futura significativa.

Esto fue vital para el desarrollo del cristianismo, en el que la resurrección de Jesús juega un papel central: sin la doctrina de la resurrección, ese movimiento mesiánico habría desaparecido, como tantos otros que siguieron a numerosas figuras judías carismáticas del siglo I. Jesús nació en c. 4 a. C., probablemente en Nazaret (aunque los relatos evangélicos ubican su cuna en Belén), siendo el primogénito de José y María.

Durante este periodo, debatió con las autoridades judías sobre el tema de Dios, realizó curaciones, enseñó en parábolas y reunió seguidores.

Los críticos judíos de Jesús consideraban que su ministerio era escandaloso porque se deleitaba con los pecadores, fraternizaba con las mujeres y permitía a sus seguidores arrancar grano en sábado.

Los Evangelios registran que la mayoría eran curaciones por fe, exorcismos, resurrección de muertos y control sobre la naturaleza.

Jesús enseñó a sus discípulos que era el «Hijo de Dios», con plena autoridad para hablar y actuar en su nombre.

En esa época, la ciudad estaba llena de judíos que habían venido para la Pascua, tal vez comprendidos entre 300.000 y 400.000 peregrinos.

[3]​[b]​ La creencia en la resurrección de Jesús cambió radicalmente sus percepciones, concluyendo que Dios mismo lo exaltó a un estado y autoridad sin precedentes.

Sostuvo que la fe en el Mesías (Cristo) era la única decisiva en la salvación de judíos y gentiles por igual.

Argumentó que los conversos gentiles no necesitaban convertirse en judíos, circuncidarse, seguir las restricciones dietéticas judías u observar las leyes mosaicas para ser salvos.

Durante el siglo I d. C. hubo varias sectas judías: los fariseos, saduceos, zelotes, esenios y los cristianos.

Durante este periodo, Roma gobernó Judea a través de un procurador en Cesarea y un patriarca judío.

La oración formulada en cuestión (birkat ha-minim), sin embargo, es considerada por otros estudiosos como nada especial en la historia de las relaciones entre judíos y cristianos.

Según Shaye J.D. Cohen, el fracaso de Jesús para establecer un Israel independiente, y su muerte a manos de los romanos, causó que muchos judíos lo rechazaran como el Mesías (ver para la comparación: profeta y falso profeta).

El judaísmo es una religión corporal, en el que la membresía no se basa en la creencia sino más bien en ser descendientes de Abraham, marcado físicamente por la circuncisión, y se centra en la manera de vivir esta vida correctamente.

[23]​ En 132, el emperador Adriano amenazó con reconstruir Jerusalén como una ciudad pagana dedicada a Júpiter, llamada Aelia Capitolina.

Ya sea porque no tenían ningún deseo de luchar, o porque no podían soportar un segundo mesías, además de Jesús, o por el duro trato dado por Bar Kojba durante su breve reinado; estos cristianos también dejaron la comunidad judía en esta época.

Según un midrash, además de Bar Kojba, los romanos torturaron y ejecutaron a diez principales miembros del Sanedrín.

En el siglo II comenzó a surgir la noción de «ortodoxia» y el cristianismo gentil surgió como la única hebra de esta tendencia, por lo que los cristianos judíos comenzaron a ser excluidos, si bien se considera que no hubo una confrontación directa o persecución.

Sin embargo, a mediados del siglo II, surgió un movimiento protocristiano profundamente antijudío denominado «marcionismo».

Es durante este período que el discurso rabínico comenzó a ser registrado por escrito.

Reconstrucción moderna del Segundo Templo de Jerusalén después de su renovación durante el reino de Herodes el Grande .
Ezra leyendo la Ley ( Dura-Europos , mediados del siglo III ).
Samuel ungiendo a David (Dura-Europos, mediados del siglo III ).
La resurrección de los muertos (Dura-Europos, mediados del siglo III ).
Cristo predicando en la Sinagoga , de Maurycy Gottlieb (1878-79).
Santiago el Justo ocupaba el primer lugar en la iglesia de Jerusalén como líder y portavoz de la comunidad cristiana judía, legitimado por la aparición de su hermano resucitado.
Pablo de Tarso fue el principal difusor del cristianismo entre los gentiles, comisionado en la aparición de Jesús resucitado en el camino de Damasco .
Asedio y destrucción de Jerusalén , de David Roberts (1850).
El papiro 52 , el fragmento más antiguo conocido de los Evangelios (Juan), data de la primera mitad del siglo II .
Yohanan ben Zakai (representado en la Menorá de la Knéset ) reconstruyó el judaísmo farisaico post-Templo e inició su evolución hacia el judaísmo rabínico.
Ignacio de Antioquía fue uno de los primeros «Padres Apostólicos», cuyos escritos sentaron las bases del cristianismo proto-ortodoxo.
La expulsión de los judíos de Jerusalén por Adriano tras la rebelión de Bar Kojba (representada en miniatura del siglo XV ) incluyó también a los cristianos judíos: los siguientes «obispos de Jerusalén» serían gentiles.
Marción de Sinope (derecha) fue uno de los primeros « heresiarcas » del cristianismo primitivo. Afirmaba una radical irreconciliación entre la revelación de Jesús y el judaísmo, pretendiendo eliminar toda influencia judía del cristianismo.