Postquam in superiore parte cænitare cæperunt, superioris domus universa Cænacula dicta».
En Roma, «cænaculariam exercere», según puede leerse en el Lexicon juridicum de Kahl, era asimismo «Cænaculariam Exercere is dicitut, qui domos totas conductas per singula Cænacula inquilinis locat, quæstum inde faciens».
Cœnatio, pues y no ya «cænaculum», se dijo propiamente por cenadero o comedor, desde fines de la época de Augusto, según se notan en los dos Plinios, Séneca, Columela, Suetonio, Juvenal y Marcial.
La cosa significada primitivamente por «cænaculum» había mudado de destino, pasó a tener otros usos pero el nombre había quedado: necesario era por consiguiente formar otra voz y así se hizo.
También lo definieron así en la Edad Media san Juan Damasceno y Guillermo de Tiro.
[8] La peregrina hispanorromana Egeria, que hizo un viaje a Tierra Santa entre el 381 y el 384, escribió que en la iglesia de Sión donde se conmemoraba la Última Cena se conmemoraba también la aparición de Jesús resucitado a los apóstoles.
[9] Según los peregrinos, entre ellos Egeria, en la iglesia se hallaba la columna en la que flagelaron a Jesús.
Según Cirilo de Jerusalén, del siglo IV, Pentecostés era el recuerdo principal que se celebraba en el Monte Sión y estaba ligado a la Sala Superior, llamada también Sala Superior de los Apóstoles.
[10] Entre el 440 y el 460, en el periodo en que la emperatriz Elia Eudocia vivió en Jerusalén, el Cenáculo quedó incluido dentro de las murallas.
La antigua basílica fue reconstruida con un tamaño más reducido y con el nombre de Santa María del Monte Sión.
En el 1244 los jorezmitas lo destruyeron casi por completo, dejando solo la parte dedicada a la Última Cena.
En 1288 fray Ricoldo da Montecroce indica que el Cenáculo había sido convertido en mezquita.
[17] Se sabe que los franciscanos abandonaron Tierra Santa en 1291 y regresaron a comienzos del siglo XIV.
[22] En 1936 los franciscanos fundaron un nuevo convento junto al Cenáculo, con el nombre de San Francisco ad Coenaculum.
Otros atribuyen su construcción al emperador Federico II Hohenstaufen, coronado rey de Jerusalén en 1229.
El tercer capitel, que ahora flanquea el muro occidental del Cenáculo, también es único entre los tres.
No está decorado con un motivo floral, sino que de la base del volumen brotan crochetes con volutas.