Su doctrina afirma la existencia de un verdadero Dios, desconocido y ajeno al mundo, revelado por Jesús, al cual se oponía un ser inferior, el demiurgo, a quien identifica con Yahveh, el dios de los judíos.
Se considera por ello a Marción el inventor del concepto de Nuevo Testamento.
Según un relato de Epifanio que se considera poco fiable, fue excomulgado por su padre por seducir a una virgen.
En todo caso, se marchó de Sinope y viajó a Roma probablemente hacia el 135-140.
Es probable que después regresara a Asia Menor y difundiera por esta zona su doctrina.
[1][5] Según Tertuliano ―uno de los adversarios más virulentos del marcionismo―, Marción se arrepintió al final de su vida y prometió hacer que sus seguidores volvieran a la ortodoxia, tarea que le fue impedida por la muerte.
Al dios del Antiguo Testamento le contrapone la venida de Jesucristo, que ha sustituido la ley de Moisés por el amor y ha sustraído a las almas humanas al poder del dios creador.
Se considera por ello a Marción el inventor del concepto de Nuevo Testamento.