Marcionismo

El marcionismo fue una doctrina cristiana del siglo II, a partir de la cual se creó una comunidad o iglesia que existió hasta el siglo III e incluso, según algunas fuentes, comienzos de la Edad Media.

Hacia mediados del siglo II, según Tertuliano en 144, viajó a Roma, donde estableció una escuela.

Los escritos de Marción se han perdido, aunque fueron muy leídos y debieron existir numerosos manuscritos.

Marción nació en Sínope, ciudad de la provincia romana del Ponto, hacia el año 85.

[5]​ Al mismo tiempo se formó una numerosa comunidad en torno suyo, llamados marcionitas por sus oponentes, que continuó su obra y enseñanzas.

[1]​[2]​[12]​A esta compilación la denominó Instrumento o Testamento, y constituía la única Escritura Sagrada del marcionismo.

Este primer «Nuevo Testamento» impulsó a la Iglesia que devendría en ortodoxa, a elaborar su propio canon de 27 libros del Nuevo Testamento, que en ese tiempo aún no había sido compilado, colección que los autores eclesiásticos consideraron auténtica y sumaron a los libros del Antiguo Testamento, vertidos al griego en la traducción llamada Septuaginta.

Se cree que Marción impuso una moral severa a sus seguidores, algunos de los cuales sufrieron en las persecuciones.

(véase también Lapsi) El primer aspecto relevante en el pensamiento de Marción es que distingue y separa como cosas totalmente diferentes al Dios Creador del Antiguo Testamento, Yahvé, del Dios verdadero, Padre, capaz de encarnar a un hijo hombre, Cristo conforme al Nuevo Testamento y concluye que ambas religiones son paralelas y que tienen por única conexión a la geografía.

En este punto Marción dice que solo Pablo logró entender a Cristo, razón por la cual tuvo profundas diferencias con Pedro quien no comprendió las enseñanzas de Cristo y junto con los demás apóstoles trató de conservar el cristianismo como una secta judaica, cosa que finalmente debe ser resuelta separando con nitidez y de manera definitiva ambas religiones, ambos testamentos, ambos dioses, para lo cual no solo rechazó el Antiguo Testamento, sino que procedió a rechazar todos los elementos del Nuevo Testamento que consideraba judíos.