Así pues, Marción solo es conocido por medio de sus críticos, quienes consideraban a sus doctrinas como una desviación del cristianismo proto-ortodoxo.
Sin embargo, gracias a las citas que algunos autores eclesiásticos y padres de la Iglesia antiguos hacen de este evangelio, ha permitido a los estudiosos reconstruir una buena parte.
Marción vio la atribución de este evangelio a Lucas el Evangelista como otra invención.
Por lo tanto, comenzó lo que él consideró como la restauración del evangelio original como fue dado a Pablo.
[7] En palabras de Harnack: «Para esta tarea no apeló a una revelación divina, ni a instrucción especial alguna, ni a una ayuda neumática [...] De esto se deduce inmediatamente que para sus purificaciones del texto -y esto generalmente se pasa por alto- no podía reclamar ni reclamó una certeza absoluta».