[4] Sin embargo, los libros bíblicos se detienen en los macabeos e ignoran a sus sucesores, menos preocupados por las cosas del cielo y más celosos de los asuntos terrenales.
[7] Para entonces, la República romana se consolidaba lejos y no representaba una amenaza real, lo que permitió que los Asmoneos ampliaran las fronteras de Israel: se establecieron en Samaria, Galilea, Idumea, el Golán, el litoral del Mediterráneo y la Transjordania.
Antioco moriría en una batalla contra los partos en 129 a. C., lo que significó un golpe de suerte para el nuevo líder.
Sin embargo, muerto el padre, Aristóbulo puso en prisión a su madre y tres de sus hermanos, entre los que estaba Alejandro Janeo.
[10] Este enfrentamiento culminó con un golpe de Estado en el 67 a. C., aprovechando que Salomé se hallaba gravemente enferma.
Durante la rebelión, su mujer e hijo fueron secuestrados por los fariseos, que los mantuvieron como rehenes.
[14] Por eso intervino para que Hircano II buscara la protección del rey árabe Aretas III de Petra.
Aristóbulo II huyó en un primer momento a la Fortaleza del Alexandrión pero fue capturado y encarcelado.
[15] El romano, espiando en la oscuridad, no encontró nada: «Nulla intus deum effigie vacuam sedem et inania arcana» («No vi ninguna imagen de dios, sino un espacio vacío y misterioso»).
[16] Aristóbulo II fue envenenado en Roma, y su hijo Alejandro, decapitado por orden de Pompeyo en Antioquía.
En el 40 a. C., los partos ocuparon Judea e instauraron a Antígono Matatías, segundo hijo de Aristobulo II como rey y sumo sacerdote.
El etnarca Fasael fue muerto y el Sumo Sacerdote Hircano II sufrió la amputación de las orejas y fue desterrado a Seleucia del Tigris, en Mesopotamia, mientras que Herodes huyó.
Años después, Herodes vio un peligro en la posición de Hircano y lo acusó, en 30 a. C., de conspirar contra él junto con el rey nabateo Malik II y los condenó a muerte.
Entre los más notables se encuentran: Los saduceos (צדוקים - Tsdoqim 'hijos del Sumo Sacerdote Tzadoq'), si se hiciera un señalamiento moderno, eran el partido liberal del tiempo, en favor del helenismo y abiertos a las innovaciones occidentales, por lo que eran aristocráticos y dominaban el sacerdocio y el Templo.
Los fariseos eran por naturaleza patriotas y si en principio apoyaron las aspiraciones de Juan Hircano I, pronto se opusieron a sus políticas para nada religiosas.
También son mencionados ampliamente en el Nuevo Testamento y contrariamente a lo que se piensa, algunos de ellos se hicieron cristianos, entre ellos el más célebre fue Pablo de Tarso.