En el Nuevo Testamento también encontramos la menorá, precisamente es en el libro de Apocalipsis donde se la describe.
Para la menorá se empleaba el más puro aceite de oliva, cambiado a diario para mantener vivas sus luces.
Peor aún, el candelabro en el relieve de los romanos presenta en su base formas híbridas, cuyos referentes se encuentran en la mitología grecolatina y en los motivos visuales empleados por esas culturas: en un contexto judío, esas formas híbridas implicarían nada más ni nada menos que idolatría.
[20] Cuando el Sumo Sacerdote de los israelitas ingresaba al Templo, la menorá se encontraba sobre el lado izquierdo del santuario.
Tal milagro, según el Talmud (Tratado Menahot 86b), era interpretado como un signo de que la Presencia Divina (Shejiná) permanecía junto a Israel.
[28] Algo semejante ocurrió con aquellos del Templo edificado por Zorobabel y que fueron robados por Antíoco Epifanes, pero subsecuentemente restaurados por los Macabeos.
La suerte corrida por el dorado utensilio fue registrada por Josefo, quien indica que fue llevada a Roma y exhibida como trofeo por Vespasiano y Tito; acto seguido la menorá fue depositada en el romano Templo de la Paz.
Probablemente la menorá fue robada por los bárbaros en su saqueo de Roma en 455 d. C., y llevada a su capital, Cartago.
[30] Aparentemente el ejército bizantino bajo el mando del general Belisario la recuperó en 533 d. C. y la transportó a Constantinopla.
Según Procopius, la menorá fue exhibida por las calles de Constantinopla y luego retornada a Jerusalén, donde no hubo ningún registro al respecto.
Al recordar la santidad del Templo, algunas autoridades rabínicas evitaron que se reprodujera la menorá original del Templo y, a raíz de ello, en no pocas sinagogas los candelabros de uso regular o lámparas para iluminar la sinagoga suelen presentar seis o incluso menos brazos que la menorá de los tiempos bíblicos.
[39] Tales pensadores se basan a su vez en las ya mencionadas ideas de Flavio Josefo.
Los brazos del candelabro no siempre mantienen el mismo radio de curvatura.
Por lo general suelen presentar una luminaria central y tres más a cada lado de ésta.
Conmemorando la victoria de los hebreos en su guerra contra los griegos y el milagro del aceite que tuvo lugar en el Templo de Jerusalén, en janucá se emplea un candelabro judío que no tiene siete, sino nueve brazos.
El candelabro en cuestión emplea en su versión tradicional lámparas de aceite, mas también hay en la actualidad otros que presentan velas.
Llamarle solo menorá es inapropiado, ya que da lugar a equívocos: ello resulta del simple hecho de que el candelabro empleado en jánuca es a su vez también una menorá (lámpara).
[73] Relacionado con la última cultura mencionada, una januquiá presenta en exclusividad al violinista sobre el tejado (personaje por el escritor Scholem Aleijem).