[7] Comparado con la literatura, la música o el teatro, la tradición específicamente judía en las artes visuales parecería a primera vista ser bastante más modesta.
[17] No obstante, durante cuatro siglos, entre 700 y 1100 d. C., difícilmente han sobrevivido obras que puedan ser identificadas como arte judío.
Por otra parte, y salvo contadas excepciones, los judíos del este europeo estuvieron siempre sumergidos en sus libros, pero a partir de la primera revuelta rusa en 1905, se involucraron en la política, cosa que también fue acompañada por su paulatino acceso en áreas del arte y condujo a un verdadero renacimiento artístico judío.
Excepto aquellos que se encontraban en shtetls o constituían pequeñas comunidades judías aisladas, los numerosos artistas judíos que contribuyeron a la creación de una cultura judía secular también aportaron nuevos matices a las culturas de los diversos países del mundo.
Ello sucede en casos tales como los de Soutine, Chagall, Nussbaum, Ben Shahn, Hundertwasser y Kitaj.
[45] Tradicionalmente, la prohibición bíblica ha sido y es interpretada por las autoridades religiosas hebreas particularmente en lo que concierne a objetos tallados, ídolos o imágenes realizadas para rendirles culto.
[11] Pero, por otra parte, las autoridades hebreas no se opusieron al embellecimiento de los objetos rituales empleados en el culto o la liturgia en tanto que implementos o utensilios, así como también decoraciones u ornamentos, todos ellos destinados a glorificar y exaltar al Todopoderoso (אל שדי).
En efecto, como observa Cecil Roth cuando escribe acerca de "La actitud judía respecto al arte": Tradicionalmente, las autoridades tanto rabínicas como académicas hebreas coinciden en que el Segundo Mandamiento que emana de la Ley mosaica no prohíbe en sí la pintura o la escultura, excepto si ellas son realizadas con fines idolátricos.
[11] Según Roth, en algunas épocas prevaleció entre los judíos una actitud tolerante para con las artes, pero en otras se dio exactamente todo lo contrario.
A las colecciones de objetos judíos artísticamente concebidos para fines rituales se las denomina "Judaica".
[50] Hasta el siglo XIX, la actitud judía respecto a las artes visuales de hecho no fue negativa, sino ambivalente.
Esta última, observa Rothstein, permanece en el misterio, mientras que la humanidad es en sí un terreno fértil para la especulación y la ilustración.