Esto hace difícil el establecer una línea clara entre la producción cultural de miembros del pueblo judío y la cultura específicamente judía.
Además, no todos los individuos o todos los fenómenos culturales pueden ser clasificados fácilmente como seculares o religiosos (distinción a menudo empleada en la cultura europea y que también suele aplicarse a casos de la historia de los judíos no europeos).
Si bien este artículo en principio no trata el tema judaísmo (es decir, la religión judía) sino la producción cultural del pueblo hebreo (como grupo o nación), es importante dejar constancia que en el caso del pueblo judío en particular a veces es sumamente difícil separar por completo lo sacro de lo profano..
Así, por ejemplo, el humor judío no forma parte del judaísmo como religión, pero es a su vez un rasgo característico de numerosas comunidades judías.
Otro ejemplo significativo es el arte, cuyo origen en el caso judío tiene sus raíces en la Biblia hebrea (Tanaj) y cobra expresión como arte ritual (al que en la historia del arte se conoce técnicamente como "Judaica", y lo hace durante muchos siglos), tiende a partir del siglo XIX a secularizarse y en muchos casos a perder su identidad inicial, aculturarse e incluso interactuar con otras culturas no judías.
Incluso en el más estricto judaísmo religioso hay espacio para diferentes puntos de vista políticos o morales, y esta diversidad es aún más evidente entre los judíos seculares, aunque incluso la cultura judía secular está a menudo influida por creencias morales que se derivan de las Escrituras y la tradición judía.