Max Liebermann

También viajó a Holanda, donde estudió la obra de los maestros Rembrandt, Frans Hals y Van Ostade.

Pasó los últimos años su vida aislado, por voluntad propia, pintando hasta 1934, poco antes de fallecer en su Berlín natal.

Cuando tenía 10 años, su padre compró el Palacio Liebermann, propiedad situada junto a la céntrica Pariser Platz berlinesa.

En 1859, cuando Louis Liebermann solicitó se pintara un retrato de su esposa, Max acompañó a su madre donde la pintora Antonie Volkmar.

Como estaba aburrido, pidió un lápiz y empezó a dibujar: Volkmar descubrió entonces el talento de Max.

Desde ese momento, Max empezó a recibir clases privadas de pintura con Eduard Holbein por las tardes, en su tiempo libre, después del colegio.

[11]​ En dicha escuela, conocida en alemán como la Kunsthochschule de Weimar, Liebermann tuvo por maestros a Ferdinand Wilhelm Pauwels, Charles Verlat y Paul Thumann.

Las vivencias experimentadas en el campo de batalla afectaron profundamente al joven artista.

Su obra no caía en el romanticismo idealizado de sus predecesores, pero tampoco en la condescendencia ni en la denuncia pública.

Al pintar, Liebermann se distinguía por dar a sus motivos una dignidad natural y no necesitaba disimular nada.

[20]​ En diciembre de 1873, Max Liebermann partió a París e instaló un taller en Montmartre.

En la capital mundial del arte, intentó establecer contactos con los líderes de las vanguardias pictóricas realista e impresionista.

No obstante, los franceses le negaban todo tipo de contacto al alemán Liebermann.

Fue para ese entonces que por primera vez, Liebermann pasó el verano en Barbizon, cerca al Bosque de Fontainebleau.

Buscó entonces un motivo parecido y creó Cosecha de papas en Barbizon, obra que solo terminaría años más tarde.

Posteriormente, encontró su propio estilo, el cual lo beneficiaría especialmente en la pintura de retratos.

En Ámsterdam se encontró con el grabador William Unger, quien lo contactó con Jozef Israëls, artista que le brindó una amistad duradera y estimuló su interés por la naturaleza, así como también el evocar sentimientos y estados de ánimo en la obra de arte.

Max conoció la Sinagoga Portuguesa de Ámsterdam gracias al profesor August Allebé, hecho que le permitió reencontrarse con sus raíces judías.

Liebermann sentía que no podía ofrecerle nada al escenario artístico de la gran metrópoli francesa.

Es más, sus obras no se afrancesaron, sino que por el contrario, reflejaban las fuertes influencias adquiridas en sus continuas estadías en Holanda.

[27]​ Nunca antes había pintado un cuadro que le demandara tanto esfuerzo: unió los estudios aprendidos en los interiores de las sinagogas con personajes individuales que había esbozado previamente durante sus estudios de desnudos para luego juntarlos, ya no desnudos, sino vestidos.

El príncipe regente, Leopoldo de Baviera, se mantuvo en todo momento junto a Liebermann, pero un crítico del diario bávaro Augsburger Allgemeine no dudó en reiterar el cliché de la fealdad, arguyendo que la pintura mostraba al "niño judío más feo y entrometido que uno pudiera imaginar";[28]​ tampoco faltaron otros tantos epítetos y amenazas racistas para con el pintor hebreo.

Entre ellos puede observarse quien recibe su mensaje con inspiración, quien se mantiene cauto al respecto, así como quienes expresan su asombro y sorpresa ante las palabras de Jesús.

Difícilmente por lo tanto pueda sostenerse en este caso que se trate de una imagen anticristiana; en particular, si se toma en cuenta que Liebermann, considerando la sensibilidad de los gentiles religiosos, realizó en su momento cambios importantes en su obra, transformando en particular la apariencia del joven predicador.

Con todo, Liebermann no dejó de trabajar en Alemania, donde realizó retratos y paisajes.

[40]​ Ganó medallas tanto en su ciudad natal como en la misma Múnich en la que años antes había generado reacciones contradictorias.

[53]​ Ese mismo año pintó también la última pintura acerca de sí, Autorretrato con sombrero y pincel.

Después de estudios profesionales en Weimar y estadías en París y los Países Bajos, Max Liebermann realizó trabajos naturalistas que abordaron la temática social, tema tabú para muchos alemanes.

Autorretrato con pincel (1913), Stiftung Stadtmuseum Berlin
El Palacio Liebermann, situado en Pariser Platz 7, a la derecha de la Puerta de Brandeburgo. Fotografía tomada en Berlín en 1892.
Mujeres desplumando gansos , 1872. Primer lienzo de gran formato creado por Liebermann en 1872.
Cosecha de papas en Barbizon , 1874. Obra de Liebermann inspirada por la Escuela de Barbizon .
Escuela de costura holandesa ,1876. Liebermann ya se muestra interesado por la incidencia de la luz en la escena representada.
Jesús de doce años en el Templo , 1879. [ 33 ] ​ El arte holandés y veneciano se reúnen en esta obra de Max Liebermann.
Detalle de Jesús de doce años en el Templo .
Taller de zapatero , 1881. Obra que da testimonio de su interacción con Jozef Israëls.
Cervecería rural en Branneburgo , 1893. Museo de Orsay, París .
El atelier del pintor , 1902. Kustmuseum St Gallen, Suiza.
Las terrazas de flores en el jardín de [Villa Liebermann en] Wannsee , c. 1916.
Jinetes junto al mar , 1901. [ 57 ]
Liebermann en su atelier de la Auguste-Viktoria-Straße, 1898.
El pintor en su taller de Pariser Platz, 1905.